Desde finales de la Segunda Guerra Mundial, la música popular predominante en Inglaterra –la que se bailaba en los salones– había sido el swing , es decir, el jazz bailable de las grandes bandas. Sin embargo, había un grupo de jóvenes londinenses que no se conformaban con la elegancia de esa música, ni con el beat machacón del skiffle –un ritmo tocado con instrumentos improvisados– o con los precarios intentos de replicar en Inglaterra el rock and roll original de Elvis Presley o Little Richard. El motivo: se habían contagiado el virus del blues . En este contagio habían tenido mucho que ver los barcos ingleses que tocaban los puertos del sur y del este de los Estados Unidos. Era habitual que los marineros regresaran a Europa con los nuevos sonidos que se producían en Norteamérica y que hicieran unas cuantas libras extra vendiendo aquellos discos raros de blues , rhythm and blues y rock and roll de primera generación a las disquerías especializadas de Gran Bretaña, famélicas de cualquier tipo de material que no fuese la edulcorada música pop del momento. De esa forma, aquellos exóticos discos de pioneros del blues rural del Delta, como Robert Johnson y Skip James, o de figuras claves del blues eléctrico de Chicago como Muddy Waters y Howlin’ Wolf llegaron a manos de estos jóvenes que aún no habían dejado atrás la adolescencia.
El primer gran catalizador de la movida de blues británico, curiosamente, no fue un nativo de Albión, sino un músico nacido en París, por cuyas venas corría sangre turca, griega y austríaca. Se llamaba Alexis Korner y había llegado a Inglaterra con sus padres durante la guerra, y comenzó a tocar blues durante los intervalos entre sets de la Chris Barber Band, una prestigiosa banda de jazz. Pero al llegar los años sesenta, Alexis decidió jugarse y convenció a otro entusiasta del blues –el armoniquista y cantante Cyril Davis– de formar la Blues Incorporated. Con esfuerzo, se volvieron una presencia estable en el Ealing Club, de Richmond, al suroeste de Londres, y al poco tiempo se les sumaron nuevos músicos, mucho más jóvenes, como Brian Jones, quien a sus 18 años tenía un conocimiento sorprendente acerca del blues y era muy bueno tocando la guitarra slide y la armónica. Con él llegaron sus amigos: el cantante Mick Jagger y los guitarristas Keith Richards y Dick Taylor. En la batería se alternaban Charlie Watts y Peter “Ginger” Baker; Dick Heckstall-Smith y Graham Bond se ocupaban de los saxos (Bond también tocaba órgano), y Jack Bruce, del bajo.
Alexis Korner siempre tuvo una política abierta con sus músicos y, lejos de retenerlos, a menudo los alentaba a formar sus propias bandas. La Blues Incorporated original se fue desintegrando a medida que sus miembros abrazaban nuevos proyectos musicales. Jagger, Richards, Jones y Watts formaron los Rolling Stones y como Dick Taylor no quería pasar de la guitarra al bajo, sumaron a Bill Wyman en ese instrumento. Taylor no se preocupó demasiado y no tardó en concebir a The Pretty Things, uno de los grupos de culto más queridos del circuito de blues inglés.
Después de haberse fogueado en clubes londinenses como el Crawdaddy y el Marquee, y ya con la hábil conducción del manager Andrew Loog Oldham, los Rolling Stones consiguieron un contrato de grabación con Decca, el sello que había rechazado a los Beatles. En su primer álbum, editado en 1964, abundaban los covers de artistas como Bo Diddley, Chuck Berry, Muddy Waters y Rufus Thomas.
Es importante destacar, no obstante, que todas estas bandas, lejos de ser meros imitadores de los originales, introdujeron en la música elementos de su propia idiosincracia. Así, el blues inglés tuvo una personalidad definida, que se consolidó aún más a medida que estos músicos comenzaron a componer temas propios.
Por su parte, Graham Bond se llevó a Bruce, Baker y Heckstall-Smith y agregó al guitarrista John McLaughlin para formar la Graham Bond Organization. McLaughlin pronto se marchó para dedicarse de lleno al jazz, pero la Organization siguió como cuarteto y grabaron dos excelentes álbumes para el sello EMI –Sound of ‘65 y There’s a Bond Between Us– , en los que el blues alterna con el componente jazzístico.
Entre 1963 y 1964, la fiebre del blues inglés captaba nuevos adeptos a diario. Los Yardbirds también eran de Richmond, y les tocó la difícil responsabilidad de reemplazar a los Stones en el club Crawdaddy, donde el grupo de Jagger había realizado una larga estadía. Los Yardbirds pronto hicieron olvidar esa ausencia, en buena parte gracias a la habilidad de un guitarrista muy joven al que pusieron el irónico sobrenombre de “Mano Lenta”: Eric Clapton. Bajo la hábil tutela del manager Giorgio Gomelsky, decidieron grabar su álbum debut en vivo en el club Marquee. Se llamó Five Live Yardbirds y es una muestra cabal del caótico frenesí que la banda desataba sobre un escenario.
Newcastle es una ciudad del noreste de Inglaterra, cerca de la frontera con Escocia, cuya principal fuente de ingresos por entonces era la extracción de carbón, que se utilizaba para generar energía eléctrica y también en la industria ferroviaria. Con ese entorno, era lógico pensar que un grupo local produciría una música visceral y agresiva, y los Animals eran justo eso. Su cantante, Eric Burdon, tenía uno de los vozarrones más impactantes de la escena británica y el tecladista Alan Price conocía el léxico del blues , el folk y el jazz. Los Animals ficharon para EMI y tuvieron un gran hit inicial con “The house of the rising sun”, un tema tradicional estadounidense acerca de una casa de juego y perdición situada en New Orleans.
Birmingham, importante centro industrial, tenía al Spencer Davis Group, cuyo principal talento era un tecladista todavía adolescente con una garganta privilegiada, cultivada tras largas horas de escuchar a los grandes del rhythm and blues , como Ray Charles. Se llamaba Stevie Winwood, y en el futuro sería el creador de Traffic y el compañero de Eric Clapton en el efímero pero notable Blind Faith.
Hubo otra banda importante que, siendo británica, no era inglesa: salió de Belfast, capital de Irlanda del Norte, y se llamó Them. Su miembro clave era Van Morrison. Años más tarde, Morrison iba a desarrollar una ilustre carrera solista en los Estados Unidos, gestando una música original y sofisticada, pero en aquel momento era básicamente un cantante de rango privilegiado que en 1964 compuso “Gloria”, canción que se convirtió en un clásico instantáneo, presencia obligada en el repertorio de toda banda que daba sus primeros pasos.
Aunque este artículo se centra en los grupos que tenían al blues como eje de su música, en la primera mitad de los sesenta surgieron otras muchas bandas que tomaron al blues y al rhythm and blues como punto de partida para luego modelar un estilo musical propio, más heterogéneo, con elementos de rock, de pop y de baladas. Esto pasó con los propios Beatles y con sus competidores liverpulienses, los Searchers; también con los manchesterianos Hollies, y con un puñado de bandas londinenses que alcanzarían diversos niveles de popularidad en los años siguientes, como The Kinks, The Who, The Zombies y los grupos de Manfred Mann y Georgie Fame.
En la segunda mitad de los sesenta se produce la segunda explosión del blues blanco inglés y, así como hablamos del papel decisivo que había tenido Alexis Korner en el nacimiento de la movida, tenemos que darle ahora su justo crédito a John Mayall, un nativo de Macclesfield, pueblo vecino de Manchester, quien fogoneó la segunda ola. A principios de los sesenta, ya en Londres, Mayall formó la primera versión de los Bluesbreakers, nombre que quedaría asociado para siempre con grandes figuras del blues inglés. La versión de los Bluesbreakers que trascendió por vez primera tenía en la guitarra a Eric Clapton, quien venía de dejar a los Yardbirds porque el giro pop que habían tomado ofendía su ortodoxia blusera. Contratada por Decca, la banda de Mayall grabó el álbum Bluesbreakers with Eric Clapton , un auténtico hito para los jóvenes bluseros de entonces, tanto por la madurez de las interpretaciones como por el fuego y la calidad de la guitarra de Clapton. Cuando, avanzado ya 1966, Eric se fue para formar Cream, a Mayall le debe haber corrido un sudor frío por la espalda, porque Clapton ya tenía sus propios fans propios y en las paredes de Londres podía leerse la frase Clapton is God . Sin embargo, la suerte estaba del lado de Mayall, ya que consiguió otro guitarrista con similar sensibilidad para el blues y una voz muy especial y distintiva. Se trataba de Peter Green, quien aportaría a otro disco clave del grupo, A Hard Road . Green desertaría para formar Fleetwood Mac, pero quiso la fortuna que apareciera Mick Taylor, un tercer guitarrista virtuoso y futuro Stone, quien ayudó a hacer del siguiente álbum de los Bluesbreakers, Crusade , otro clásico atemporal.
Mientras tanto, Clapton se había juntado con Ginger Baker y Jack Bruce para formar Cream. Este power eran dos grupos en uno. En el estudio matizaban clásicos de blues con canciones propias de entramado psicodélico, incorporando trompetas, celos y otros instrumentos no habituales. En vivo, en cambio, los estándares de blues como “Spoonful”, de Willie Dixon, “I’m so glad”, de Skip James, o “Crossroads Blues”, de Robert Johnson, mutaban en extensas, apasionadas improvisaciones donde cada uno de los músicos daba rienda a sus habilidades en el instrumento a la manera de los músicos de jazz. A tono con la sofisticación que experimentó el rock a mediados de los sesenta, Cream marcó un nuevo patrón musical, un estandarte de virtuosismo que sería tomado como referencia por los representantes de la segunda ola de blues inglés, que alcanzó su apogeo entre 1967 y 1970 y que también tuvo un padrino detrás de la consola de grabación.
La hora de los virtuosos: El productor de Bluesbreakers with Eric Clapton , Mike Vernon, sin duda llevaba el blues en la sangre y lo demostró fundando el sello Blue Horizon, un auténtico hogar para el blues inglés donde –entre otros– grabaron sus primeros discos Savoy Brown, el Fleetwood Mac de Peter Green y Chicken Shack, que incluía a la tecladista y cantante Christine Perfect, más tarde conocida como Christine McVie. Vernon, además, mantuvo el papel de productor en Decca y desde su división progresiva, Deram, asistió al parto de discos notables de bandas como Ten Years After y Savoy Brown.
La primera estaba comandada por Alvin Lee, guitarrista de gran destreza. TYA alternaba blues , jazz y rock and roll y aportó álbumes importantes como Ten Years After , Undead , Stonehenge , Ssssh y Cricklewood Green , además de su inolvidable actuación en el festival de Woodstock 1969.
Por su parte, capitaneado por el guitarrista Kim Simmonds, Savoy Brown tuvo siempre una formación fluctuante, lo cual le dio el atractivo de la variedad, aunque también puede haber contribuido a cierta dispersión de sus fans . Como sea, su blues sonó siempre auténtico y elegante, especialmente en discos como Raw Sienna y Looking In .
Pero sin dudas el grupo fundamental que produjo y grabó Mike Vernon fue Fleetwood Mac. La banda nació en 1967 cuando Peter Green dejó los Bluesbreakers de Mayall, llevándose consigo al bajista John McVie y al baterista Mick Fleetwood y sumando otro gran guitarrista y cantante: Jeremy Spencer. Al principio, Fleetwood Mac optó por el blues ortodoxo, cubriendo temas de Elmore James y de otros bluseros famosos. Luego, al agregar un tercer guitarrista, Danny Kirwan, desarrollaron su faceta progresiva y experimental que alcanzó la cima con el álbum Then Play On , de 1969. El inesperado éxodo de Green, en 1970, gatillaría una serie de cambios de estilo y de integrantes, y años más tarde, afincado ya en los Estados Unidos, Fleetwood Mac se reinventaría como uno de los grupos de pop-rock más exitosos del último cuarto del siglo XX.
En la segunda ola de blues inglés también figuraron bandas como Free, con el cantante Paul Rodgers y el brillante guitarrista Paul Kossoff; los Groundhogs, comandados por el guitarrista Tony (T.S.) McPhee; la Keef Hartley Band, del ex baterista de John Mayall, otra exitosa mezcla de blues y jazz, y el primer Jethro Tull, el del álbum debut This Was , cuya impronta blusera tenía mucho que ver con el guitarrista Mick Abrahams, que en seguida partió para formar Blodwyn Pig.
A todo esto una de las bandas pioneras, los Yardbirds, habían tenido también varias alteraciones en su alineación y en su dirección musical. El éxodo de Eric Clapton fue cubierto con creces por su reemplazante, Jeff Beck, y al emigrar éste para formar el Jeff Beck Group –con Rod Stewart y Ron Wood– las riendas de los Yardbirds quedaron en manos de otro guitarrista de excepción: Jimmy Page. Esta última etapa de los Yardbirds los vería alternar sus raíces de blues con temas de corte psicodélico y aproximaciones al folk británico. Pero hacia 1968, Page se dio cuenta que el grupo había perdido la fuerza de antaño y se abocó a buscar otros músicos para un nuevo proyecto. Su idea era retomar las raíces del blues primigenio e inyectarles hard-rock . Ese fue el nacimiento de Led Zeppelin.
Bootleg Him! (recopilación 1972), Alexis Korner
The Rolling Stones (1964), The Rolling Stones
The Pretty Things (1965), The Pretty Things
The Sound of 65 (1965) The Graham Bond Organization
Five Live Yardbirds (1964), The Yardbirds
The Complete Animals (recop., 1990), The Animals
Eight Gigs A Week (recop., 1996), The Spencer Davis Group
The Story of Them, featuring Van Morrison (recop. 1997), Them
Bluesbreakers with Eric Clapton (1966), John Mayall’s Bluesbreakers
Disraeli Gears (1967), Cream
Pious Birds of Good Omen (1969), Fleetwood Mac
Raw Sienna (1969), Savoy Brown
Ten Years After (1967), Ten Years After
40 Blue Fingers, Freshly Packed and Ready to Serve (1968), Chicken Shack
Truth (1968), The Jeff Beck Group
Tons of Sobs (1968), Free
Led Zeppelin (1969), Led Zeppelin
Kinks (1964), The Kinks
The Rock Sect’s In (1966), Downliners’ Sect
This Was (1968), Jethro Tull