febrero 08, 2014

Talking Heads


En la segunda mitad de los años sesenta, numerosos sociólogos y críticos musicales estudiaban con interés las posibles conexiones existentes entre los art cottege ingleses y la explosión del fenómeno beat. El hecho de que los más grandes autores pop de aquel período, desde Ray Davies hasta John Lennon, hubiesen frecuentado los art college les pareció suficiente para demostrar que un ambiente universitario particularmente vivo e interesante puede influir notablemente en las capacidades creativas de un artista. El fenómeno, salvadas las distancias y las obvias diferencias, se repite diez años después en Nueva York. Esta vez, el elemento catalizador es el ambiente de las art school, pero el mecanismo según el cual nace el «nuevo movimiento» es poco más o menos el mismo.

El «art school rock group» por excelencia es Talking Heads, geniales autores de una música en la que pop y arte moderno dan vida a cosas de tal originalidad que resulta prácticamente inimitable. Su increíble habilidad para mezclar sonoridades black con pop blanco y para la composición de canciones de inestimable valor literario, así como sus conceptos «avant-garde», se concretarán en una serie de discos que serán de los más importantes e inolvidables de los años ochenta.

David Byrne, Chris Frantz y Tina Weymouth habían frecuentado, a mediados de los setenta, la escuela de diseño de Rhode Island. Byrne, escocés de nacimiento (1952), se crió en Canadá y luego se trasladó a Baltimore, donde emprendió su carrera musical en la escuela, con la banda Revelation. A esta primera y desafortunada aventura sigue otra más seria junto a Mark Kehoe en Bizadi, formación con la que actúa en una serie de pequeños conciertos en art school y en los restaurantes de Baltimore y San Francisco. Después, Byrne se encuentra con el batería Chris Frantz en la Rhode Island School y deciden constituir una nueva banda a la que llaman Artistics. Su repertorio está compuesto esencialmente por canciones de otros artistas, pero tampoco faltan las primeras obras maestras, aún inmaduras, firmadas por David Byrne, como ‘Psycho killer’, ‘l'm not in love’ y ‘Warning sign’ (todas retomadas luego por Talking Heads). «The Artistics salimos una vez en la televisión», recuerda Frantz. «Sólo éramos un poco más locos, y menos mesiánicos».

Sea como fuere, a mediados de 1974, la banda se disuelve y Byrne y Frantz, con la adhesión de la bajista Tina Weymouth (fidelísima fan del grupo y, más tarde, mujer de Frantz), deciden formar un nuevo grupo. Durante los primeros meses de 1975 se dedican a probar nuevos esquemas musicales. A partir de mayo, la banda toma un nuevo y originalísimo nombre: Talking Heads, es decir, Cabezas Parlantes. En junio, Byrne y compañía hacen su debut en vivo como teloneros de Ramones durante un concierto en el CBCB's, histórico local de Nueva York. En ese mismo período, la escena underground de «La Gran Manzana» está viviendo el momento más explosivo de la década. Artistas como Patti Smith, Tom Verlaine, Richard Hell, Televisión y los propios Ramones traen un imprevisto aire de renovación, de transformación, estimulados por la atmósfera especial que circunda al ambiente de las art school.

Talking Heads dan sus primeros y decisivos pasos en este contexto, asimilando toda la energía positiva que flota en este ambiente. «Lo primero que te enseñaban en la art school», comentará más tarde Frantz, «era que ser originales y trasladar gran parte de nuestra personalidad a nuestro trabajo debía ser mucho más importante que la técnica o la imagen». Esta filosofía permitió que Talking Heads se desarrollaran rápidamente. A principios de 1976, el grupo graba su primera maqueta para Beserkeley Records. Los temas que la integran son ‘Psycho killer’, ‘Carefree’, ‘Artists only’ y ‘1-2-3 red light’. Hacen otras sesiones de prueba en el verano del mismo año y, finalmente, en noviembre, Talking Heads firman un contrato discográfico con Sire, la misma compañía de Ramones y de Flamin’ Groovies, por decir tan sólo un par de nombres famosos.

En diciembre de 1976, la banda graba su primer single, ‘Love goes to building on fire’, que es publicado a principios de 1977. No se trata de un debut explosivo. En efecto, a pesar de la indudable originalidad del estilo vocal de Byrne, en su música, extraño prototipo de rhythm and blues, son evidentes las limitaciones de un grupo demasiado joven e ingenuo. Poco después de la publicación del single, Talking Heads deciden engrosar sus filas acogiendo al guitarrista Jerry Harrison, procedente de Modern Lovers, el famoso grupo de Jonathan Richman. Un par de conciertos con la nueva formación son suficientes para oficializar el ingreso de Harrison en Talking Heads. Así, el cuarteto comienza a grabar su primer álbum, que tienen ultimado en julio, tras una serie de conciertos por Europa.

El álbum, titulado sencillamente ‘Talking Heads '77’, sale en septiembre de 1977 en Estados Unidos y, un mes después, en Inglaterra. El disco demuestra las grandes capacidades de Byrne en el inteligente uso de la ironía, del humor, del cinismo. Insatisfechos con la producción, deciden grabar su segundo álbum en los famosos Compass Point Studios de Nassau, en las Bahamas, apoyandose en la inapreciable coproduccion del ex Roxy Music Brian Eno, experto teclista y verdadero pionero de la «ambient-music».

El resultado es ‘More songs about buildings and food’ (1978), álbum en el que también tiene su sitio una espléndida versión de ‘Take me to the river’, viejo éxito del cantante de color Al Green. Este tema, publicado como single, les hace entrar por primera vez en el Top 30 americano alcanzando el vigésimo puesto en las listas. ‘More songs about buildings and food’ consigue reflejar todos los esfuerzos que Byrne y sus compañeros estaban haciendo para endurecerse y mejorar el impacto sonoro de su musica. La guitarra de Harrison se ha hecho mas relevante e incisiva y el sonido, gracias a las intervenciones de Brian Eno, es mas denso y rico. En definitiva este album demuestra las intenciones de la banda de adoptar esquemas musicales distintos a los que, generalmente, siguen los demas músicos de la new wave.

Entre finales de 1978 y principios de 1979, Talking Heads recorren Europa y América sorprendiendo a sus cada vez más numerosos espectadores con la gran fuerza de sus conciertos. Intuyendo que la enorme energía que caracteriza a la música en vivo del grupo estaría inevitablemente limitada en sus discos de estudio, Warner Bros graba el concierto que la banda da el 15 de marzo en Agora, en Cleveland, y lanza un álbum promocional de diez canciones. El álbum, titulado ‘Talking Heads live on tour’, es editado en una tirada de apenas 600 copias; pero, como pasa con todos los discos promocionales, más tarde se falsifica, llegándose a difundir una buena cantidad de copias en todos los mercados discográficos.

Su tercer álbum, ‘Fear of music’, sale en agosto de 1979, seguido poco después por el single ‘Life during wartime’ (octubre de 1979), explosivo y emblemático ejemplo de la sobresaliente tendencia del grupo hacia el uso, cada vez más compacto, de arreglos funk. Pero ésta no es la única inclinación revelada por el grupo. Con ‘Zimbra’ (publicada también como single), Talking Heads exploran nuevos territorios musicales utilizando palabras sin significado y abrazando, según una operación llamada «crossover», los sonidos y ritmos de otra cultura: la africana. Por lo demás, el resto del álbum culmina la música y el espíritu de los dos álbumes anteriores, confirmándose como una de las obras más inteligentes y articuladas de toda su carrera. En efecto, a pesar de la extrema simplicidad de los títulos de las canciones (‘Cities’, ‘Drugs’, ‘Air’, ‘Electric guitar’), ‘Fear of music’ oculta una complejidad de fondo, ligada sobre todo a las letras de Byrne, cultas y punzantes como pocas.

Brian Eno comparece de nuevo como coproductor, reforzando más sus vínculos artísticos con David Byrne. Los dos, ya virtualmente inseparables, viajan a África y a California, y comienzan a trabajar en un proyecto que excluye al resto de la banda. Se trata de un álbum, 'My life in the bush of ghost' (que no saldrá a la luz hasta 1981), en el que Eno y Byrne reúnen los resultados de sus investigaciones avant-garde y del minucioso trabajo de búsqueda de nuevos e interesantes «fondos sonoros».

Mientras tanto, Jerry Harrison inicia un viaje por todo el mundo y, tras una temporada en Filadelfia, colabora en Canadá con Double, en Francia con Lili Drop y en Nueva York con Scalators; asimismo, conoce al notorio teclista funky Bernie Warrell, al bajista Busta Jones y a la cantante Dolette McDonald. Por su parte, Chris Frantz y Tina Weyworth enriquecen sus experiencias volando a Jamaica, donde se encuentran con Sly Dunbar y con otros músicos de la isla, todos ellos especialmente dotados de ritmo. Todas estas experiencias en solitario, y sobre todo la de Byrne con Eno, culminan en el cuarto álbum de Talking Heads: el irrepetible 'Remain in light', publicado en octubre de 1980.

Es un disco absolutamente vanguardista, desde los arreglos de las letras hasta la portada. Para una obra tan moderna, compleja y ambiciosa, los cuatro «cabezas parlantes» no podían por menos que recurrir a la ayuda de numerosos y notables colaboradores: percusionistas, coristas (Nona Hendryx, Dolette McDonald), el teclista Bernie Worrell, el bajista Busta Jones, el trompetista Jon Hassell y Adrian Belew con su «guitarra parlante». El tema 'Once in a life time', uno de los más extraordinarios del álbum, es publicado como single y, con el apoyo de un espléndido videoclip, alcanza el décimo cuarto puesto de las listas inglesas.

La banda emprende una nueva gira, actuando a fines de 1980 en Inglaterra, con U2 como teloneros. Durante cada actuación, gradualmente se iban uniendo varios músicos a los cuatro Talking Heads, hasta llegar a un total de nueve. Esto da una energía increíble a sus espectáculos, aunque más tarde será la causa de algunos roces en el seno de la banda. Es un momento decisivo y muy delicado en la carrera de Talking Heads. Tina Weymouth y Chris Frantz, preocupados por los posibles efectos negativos que semejante éxito pudiera causarles, deciden tomarse unas vacaciones y dedicarse a un proyecto totalmente personal: Tom Tom Club. En esta nueva e improvisada formación también se integran las dos hermanas de Tina y algunos amigos.

El resultado es 'Wordy rappinghood', grabado también en las bellísimas islas Bahamas en el verano de 1981. Se trata de un single muy divertido, sobre todo por la originalidad de sus mezclas vocales, en perfecta consonancia con el estilo de los más aclamados rappers neoyorquinos. El single consigue entrar en el Top 10 inglés y es seguido por otro éxito: 'Genius of love'. Mientras tanto, a principios de 1982 Sire saca al mercado un doble álbum en vivo titulado 'The name of this band is Talking Heads', que documenta diversas etapas del grupo americano desde 1977 hasta 1981. Al mismo tiempo, los distintos miembros de la banda siguen trabajando por separado.

Entre 1981 y 1982, David Byrne graba la música para Catherine Wheel, espectáculo teatral de la coreógrafa Twyla Tharp, y se dedica, por otro lado, a la producción de los álbumes 'Mesopotamia' de B-52's y 'Waiting' de Fun Boy Three. Por su parte, Jerry Harrison graba un álbum en solitario, 'The red and the black'. Por último, Tom Tom Club realizan su álbum de debut y un mini álbum. Tras estos interesantes paréntesis en solitario, dos años y medio después de 'Remain in light' Talking Heads vuelven a reunirse en el estudio para reemerger en el verano de 1983 con el álbum 'Speaking in tongues', agudo cóctel de sonoridad pop y ritmos funk.

En 1984, vuelven con otro disco en vivo: 'Stop making sense'. El disco es la banda sonora del largometraje homónimo de Jonathan Demme, considerado por muchos como una de las mejores películas rock de la historia. Tras los prodigios de este polifacético trabajo, la banda se toma un breve y merecido reposo. Mientras tanto, Byrne se presenta con un nuevo trabajo en solitario, fruto de la colaboración con el escritor y escenógrafo de vanguardia Robert Wilson. El disco, documento sonoro de una obra de Wilson, se publica con el título de 'Music for the knee plays' (1984).

Pasa un año y Talking Heads estrenan con EMI un nuevo contrato discográfico, realizando el álbum 'Little creatures'. El disco sale en junio de 1985, anticipado un mes antes por ei single 'The lady don't mind'. Esta vez las reacciones de los críticos son contrastadas, pero, sea como fuere, todos están de acuerdo al definir a 'Little creatures' como el disco más rock, en el sentido tradicional del término, de toda su carrera. Ello es patente en las simples y cautivantes melodías de joyas del pop como 'And she was', 'Perfect world' y la magnífica 'Road to nowhere', con el irresistible coro de su apertura.

También en 1985, David Byrne completa la música y la escenografía de 'True stories', película ambientada en Texas y dirigida por el propio Byrne con la ayuda de Ed Lachman (Buscando a Susan desesperadamente, Union city, etc.). Agradable parodia de la sociedad americana contemporánea, a la vez que glorificación de la extraña elegancia que caracteriza a todo aquello que es ordinario, 'True stories' está interpretada por un reparto de actores desconocidos y cuenta con Byrne en un insólito papel de narrador. El álbum homónimo contiene nueve temas inspirados en varias etnias americanas. Va desde 'Radio heat', en estilo Tex-Mex (expresión musical desarrollada en la frontera de Texas y México), hasta 'Puzzling evidence', verdadero gospel con coros del Bert Cross Choir, y desde el himno cajún 'Hey now' hasta la extravagante y metálica 'Love for sale', pasando por el famoso y arrollador hit-single 'Wild wild Life'.

'True stories', como el anterior 'Little creatures', es grabado en los estudios Sigma Sound de Nueva York, con la producción del experto Eric «E.T» Thorngren; sin embargo, como indica la nota de la portada, no es la verdadera banda sonora de la película, sino simplemente una recopilación de canciones extraídas de la película e interpretadas por Talking Heads. En efecto, en la película los actores cantan la mayor parte de los temas, y estas versiones están recogidas en otro disco.

Siguiendo la estela del enorme éxito obtenido con la película (muchos críticos la han definido como la mejor película realizada por un músico pop), también el álbum homónimo de Talking Heads es bien acogido, despertando un gran interés por la figura del incansable David Byrne. Pasan pocos meses y el líder de los «cabezas parlantes» se mete en otro proyecto cinematográfico, esta vez como compositor, junto a Riuichi Sakamoto (ex líder de The Yellow Magic Orchestra y valioso colaborador de David Sylvian), de la música de El último emperador (1987), la famosa superproducción de Bernardo Bertolucci. Llega 1988 y con él el octavo álbum de estudio de Talking Heads. Se titula ‘Naked’, y es el resultado de una fructífera colaboración de la banda con un nutrido y privilegiado equipo de músicos internacionales (el ex guitarrista de The Smiths, Johnny Marr, el teclista Willy Badarou, el cantante africano Mory Kante y otros más).

Samba, tango, rap, funk y música caribeña son reelaboradas y filtradas con gran inspiración y frescura. ‘Naked’ es otro éxito, un enésimo capítulo brillante en la historia del grupo. Mientras que singles como ‘Blind’ y ‘Nothing but flowers’ causan estragos en las listas, los miembros de Talking Heads, confirmando su inagotable vena creativa, publican, casi al mismo tiempo, trabajos en solitario. Jerry Harrison, tras su experiencia con ‘The red and the black’ en 1981, vuelve con otro álbum, ‘Casual gods’, que sale a la luz en la primavera de 1988, y también accede a producir a los grupos Bodeans y Semi-Twang (antes Harrison ya había producido a Nona Hendryx, a Elliot Murphy y a Violent Femmes). Por su parte, Chris Frantz y Tina Weymouth realizan un nuevo álbum como Tom Tom Club, y también producen un disco de Ziggy Marley.

Tampoco faltan los trabajos de David Byrne, quien, particularmente atraído por la cultura latina, se dedica a la recopilación de una antología (Beleza tropical - Brazil classics 1 – 1989’) que sintetiza en una docena de canciones lo que es la escena musical brasileña contemporánea (composiciones de Gilberto Gil, Jorge Ben, Caetano Veloso, Milton Nascimento y otros). También en 1989, Byrne se enfrenta personalmente a las atmósferas y sonidos brasileños, realizando, junto a músicos del calibre de Tito Puente y Rubén Blades, el álbum ‘Reí Momo’ (Rey Carnaval). Así, sin desdeñar proyectos de carácter personal, las «cabezas parlantes», tras haberse impuesto como una de las bandas más destacadas de los ochenta, se preparan para afrontar una nueva década, fortalecidos por una imaginación y una inspiración creativas fuera de serie.

Pagina Oficial:
http://www.talking-heads.nl/


Discografia:
1977- Talking Heads 77
1978- More Songs About Buildings and Food
1979- Fear of Music
1980- Remain in Light
1982- The Name of This Band Is Talking Heads
1983- Speaking in Tongues
1984- Stop Making Sense
1985- Little Creatures
1986- Sounds from True Stories
1986- True Stories
1988- Naked