febrero 03, 2014

James Brown


El "hermano del alma" número uno nació el 3 de mayo de 1933 en BarnweII, pequeña ciudad de Carolina del Sur en la frontera con Augusta, en Georgia. Su existencia fue desde el comienzo dura y difícil: sus padres se separaron y lo confiaron a los cuidados inconstantes de una tía ("tía T") y de otras gentes. El pequeño James Brown comenzó a dar sus primeros pasos en la Calle Nueve y entre las barracas del Gwinnet, un barrio desolado de Augusta poblado exclusivamente por gentes de color. Georgia se transformó en su país de adopción, y fue Augusta la ciudad que puso a prueba su innato espíritu combativo. Brown aprendió rápidamente a arreglárselas solo procurando vivir gracias a pequeños y dispares trabajos y a alguna actuación como bailarín en el Lennox Theatre de la Calle Nueve. A menudo desertaba de los bancos de la escuela para jugar un partido de béisbol o para intervenir en alguna disputa callejera. "A causa de su pequeña estatura y de su aspecto desgraciado se hacía notar más que el resto", recuerca el cantante Leon Austin, uno de los pocos amigos de infancia de James Brown, "pero él permanecía firme y decidido en sus posiciones y contraatacaba fuera cual fuere la estatura de su rival. En cierto sentido, salía bien de todas. Tenía mucha más determinación y valor que cualquiera de nosotros". Con estos antecedentes, a la edad aproximada de diez años. James Brown no podía más que llegar con éxito al mundo del deporte. Tras haberse ejercitado en diversas disciplinas, se dedicó al boxeo, bajo la guía del campeón local Beau Jack, quien hizo de él un buen "peso gallo".

Entre un combate y otro, el pequeño púgil invencible comenzó a frecuentar el grupo de The Three Swanees (que más tarde se convirtió en The Swanee Quartet), con el que cantaba gospel y, además, atraído por la contagiosa energía del rhythm and blues, prestaba su voz, todavía inmadura, a Bill Johnson y The Four Steeps, el grupo más popular del lugar. Sometido a duras pruebas a raíz de su paupérrima condición social, el pequeño James no tenía una conducta irreprochable. Su primo Fredie Holmes admite: "Robábamos de todo ...alimentos, tapacubos para las ruedas... la única cosa que yo podía haber imaginado entonces era que nos habríamos convertido en dos delincuentes". A propósito del mismo período, Brown nos cuenta: "Ciertamente era culpable, un hombre con hambre es siempre culpable de algún delito. Pero yo no tenía nada que perder y a veces esperaba incluso ser atrapado". Y así fue. En 1949, el ladronzuelo, con dieciséis años, fue cogido con las manos en la masa. Arrestado por la policía por haber desarmado algunos automóviles, fue condenado a entre ocho y dieciséis años de reclusión. Pero el joven Brown cumplió sólo cuatro, pasando de los trabajos forzados de un severo instituto correccional a una cárcel menos rígida, tras los muros de la Alto Reform School, un reformatorio en las cercanías de Toccoa, en Georgia. En 1953 fue puesto en libertad por buena conducta. Bobby Byrd, joven cantante de gospel, se tomó en serio la situación de Brown. Ambos se habían conocido durante un partido de béisbol de la comunidad de color, y Byrd había quedado fascinado por el carácter emprendedor del muchacho. Nació así una sólida amistad, preludio de una asociación musical que les permitió trabajar juntos durante una buena parte de los siguientes veinte años. Bobby Byrd era el líder, a su vez cantante y pianista, de The Gospel Starlighters, formación que pronto se sintió feliz de acoger en sus filas al joven Brown, de regreso de un breve período durante el cual había cantado en el coro local de gospel formando pareja con Sarah, la hermana de Bobby. Su promoción de simple componente a líder indiscutible de The Starlighters fue inmediata.

La carrera hacia el éxito, como suele suceder, arrancó tras un período de aprendizaje, durante el cual la formación del grupo sufrió continuas transformaciones hasta el anhelado debut discográfico, con el nombre de James Brown and The Famous Flames. El ingenio de James Brown no tenía límites. Su carácter emprendedor y ambicioso lo convertía en el centro de atención y le permitía tomar por sí solo las decisiones que atañían al grupo. Haciéndose fuerte desde esta posición y subvirtiendo la regla que indica que es el manager quien guía y planifica la actividad del grupo, Brown, durante un show del mítico Littie Richard, convenció a sus compañeros para irrumpir en escena e improvisar una exhibición. El episodio tuvo gran resonancia y dejó pasmado a Clint Brantley, el manager de Littie Richard. Brantley había intuido que el impetuoso y agitado hombrecillo que guiaba aquel grupo tenía madera de estrella y le propuso presentarse junto con sus compañeros en su club de Macon, el 'Two Spoot". Entre tanto, Littie Richard había abandonado a su manager para pasar a otra compañía discográfica y, por consiguiente, Brantley pudo dedicarse por completo a su nuevo descubrimiento, comenzando por hacer circular la cinta de prueba de 'Please, please, please', primerísima grabación del grupo, que pronto fue rebautizado como The Famous Flames. La canción comenzó a difundirse por el éter local gracias al discjockey Hamp, y más tarde fue presentada a Ralph Bass, encargado de descubrir y producir nuevos talentos para King/Federal Records.

Bass sometió la cinta a la atención de Syd Nathan, el boss del sello de Cincinnati, quien la encontró horrible. Pero Bass insistió, ya que había asistido personalmente a la cálida reacción del público frente a la conmovedora performance en vivo de James Brown y sus muchachos. Finalmente obtuvieron un contrato discográfico, y el 4 de febrero de 1956, en Cincinnati, el grupo grabó la versión definitiva de 'Please, please, please', que fue su single de presentación. El disco alcanzó el Top ten de rhythm and blues y contribuyó a acrecentar la popularidad de James Brown, que en aquella época gozaba incluso del apoyo sólido del promotor Henry Store. Tras el explosivo éxito de 'Please, please, please', nadie hubiera podido imaginar que James Brown y los suyos pudieran fracasar en las ocasiones sucesivas. Sin embargo, las nuevas realizaciones discográficas que de junio de 1956 a mayo de 1958 siguieron al afortunado comienzo fueron verdaderos fiascos. Con la excepción de James Brown, capaz de dar una fuerte y sincera intensidad a sus interpretaciones vocales, el resto del grupo, constituido por músicos puestos a su disposición por King Records, no era en absoluto original en la medida en que reproducía esquemas musicales ampliamente consagrados de los mayores exponentes del rhythm and blues de la época. Desalentada por el fracaso, la primera formación de The Famous Flames se disolvió a comienzos de 1957, y el mismo año Syd Nathan anuló el contrato discográfico.

James Brown no aceptó la derrota y comenzó a reconstruir la formación. Tras haber convencido a algunos de sus antiguos compañeros de que volviesen al grupo, logró incluso asegurarse la disponibilidad de algunos de os músicos y cantantes que labían trabajado con Littie Richard antes de su despedida de la escena, en 1957. Una nueva versión de The Famous Flames se constituyó así. Brown volvió a la carga a finales del verano de 1958, y después de haber suplicado a Syd Nathan para que le concediera una última oportunidad, grabó una intensa y tierna balada soul. La pieza, definida por Brown como la readaptación de una canción que había escuchado en uno de sus viajes a Florida, fue eficazmente producida y arreglada por Gene Redd, en Nueva York, el 18 de septiembre de 1958. El single, titulado 'Try me', alcanzó rápidamente el primer puesto en las listas de éxitos de rhythm and blues y pasó, por primera vez en la carrera de James Brown, el umbral del Top 50 de música pop. El éxito comenzó a hacer sentir sus fragorosos efectos. Brown y su grupo se presentaron por primera vez en el mítico Apollo Theatre (como teloneros de Littie Willie John) y suscribieron un sustancioso contrato con una de las mayores agencias estadounidenses de espectáculos, la Universal Attractions. Fue un gran momento para James Brown. El salto de ex granuja callejero a ídolo empezaba a ser una realidad. Brown, como un entrenador que prepara a su equipo, se dedicó a reforzar y a poner a punto todos los aspectos de su grupo, desde la sección rítmica hasta los coros.

Todos los miembros del grupo estaban capacitados para hacer de contrapunto sincronizado a cada hallazgo vocal o escénico de James Brown, que mientras tanto había perfeccionado sus capacidades de gran bailarín. Concibieron un nuevo espectáculo en vivo en el que era posible escuchar temas rápidos ('Good good lovin', 'I'll go crazy', 'Think', 'Night train') que servían de base para la atlética danza de Brown, y piezas lentas y conmovedoras ('Bewildered', 'I don't mind', 'Baby you're right', 'Lost someone'). Brown enriqueció el espectáculo con un vestuario que rebasaba a todos sus rivales y comenzó a recorrer Estados Unidos. Sus "live shows" se volvieron cada vez más sofisticados y perfectos, y en 1962, gracias al éxito de los singles 'Night train' y 'Shout and shimmy', el público y la crítica le atribuyeron el afectuoso sobrenombre de "Soul Brother Number One... The Hardest Working Man in Show Business" (el hermano del alma número 1... el más grande de los trabajadores del mundo del espectáculo). En su estilo convergían elementos del pasado, hábilmente repescados y filtrados por su innegable genio creador: la espiritualidad del gospel, la estructura espectacular del "vaudeville" y de las comedias musicales, la exuberancia del rhythm and blues de Louis Jordan, Roy Brown y Billy Wright, y el fantasioso e irresistible "juego de piernas" de grupos como The Flamingos. Brown era todas estas cosas juntas y probablemente más. En cada uno de sus shows se autoproclamaba "el más grande" y no hay motivo para maravillarse si el púgil Muhammad Alí se entusiasmaba a menudo con su música. En 1962, la fuerza y la incandescente atmósfera de sus conciertos, quedaron reflejadas en su primer álbum en vivo, 'Live and lowdown at the Apollo', grabado durante una memorable actuación en el famoso templo de la música negra.

En el álbum conviven en un ritmo vertiginoso versiones explosivas de 'Think', 'l'll go crazy', 'Please, please, please' y otras piezas del primer enérgico repertorio de James Brown, rebautizado para la ocasión "Butane James". La victoria fue doble: por una parte, el pequeño hombre de Georgia logró la revancha sobre el escéptico Nathan, que había rechazado publicar el disco, y por otra, al haberlo financiado todo con su propio dinero, pudo sentir que el éxito era exclusivamente mérito suyo. 'Live and lowdown at the Apollo' alcanzó el número 2 en las listas de éxitos pop estadounidenses, mientras James Brown y su grupo, encerrados en los estudios de grabación, daban vida a nuevas y afortunadas sesiones. Grabaron 'Prisoner of love', una canción marcadamente teatral fruto de un arreglo gospel de una pieza lacrimógena. El disco obtuvo un buen éxito en el Top 20 y fue seguido poco después por el single 'These foolish things' (ambos singles, con sus respectivas caras B, se incluyeron más tarde en un solo disco puesto a la venta en los primeros meses de 1964, con el título de 'Prisoner of love'). Entre Lanto, Brown, irritado por el desinterés de Nathan, constituyó, junto a su fiel Bass, una compañía de producción propia e independiente, Fair Deal Production, la cual le permitió desbancar a la King y hacer distribuir sus discos por Mercury/ Smash Corporation. La astuta maniobra discográfica proporcionó a James Brown su primer gran éxito multirracial e internacional, en verano de 1964, con la canción 'Out of sights'. Brown iniciaba así su período de oro, ensombrecido sólo entre 1964 y 1965 por algunos singles instrumentales un poco por debajo del nivel habitual. Pero Brown esperaba obtener un nuevo y más beneficioso contrato con King Records, que entre tanto había salido victoriosa de un pleito contra Smash Company. Ganada la causa, Syd Nathan, de King Records, accedió a las pretensiones de James Brown, sentando así las bases de una nueva y sólida alianza, cuyos grandiosos resultados no se hicieron esperar: 'Papa's got a brand new bag' (1965) vendió más de un millón de copias y prendió la mecha de un éxito que explotó entre 1965 y 1967 gracias a singles del calibre de 'Try me', 'Its a man's, man's, man's world' (una de sus baladas más intensas y famosas), 'I'll go crazy', 'Money won't change you', 'Bring it up' y 'Cold sweat'.

Las composiciones de James Brown habían logrado dar un nuevo lenguaje musical a la América negra: el funk. Su conjunto había demostrado que tenía todos los papeles en regla para seguirlo en su progresivo camino desde los territorios del rhythm and blues hasta el del spiritual funk. Como directores musicales del conjunto estuvieron Nat Jones (de 1964 a la primavera de 1967), Alfred "Pee Wee" Bills (de 1967 a 1969), y, desde septiembre de 1969, Richard "Kush" Griffeth y Maceo Parker, fundador de The Maceo and All The King's Men y de The Maceo and The Macks. Paralelamente a su carrera musical, Brown, desde la mitad de los años sesenta se había dedicado con mucho entusiasmo, aunque no siempre con igual éxito, a proyectos sociales patrocinados por el gobierno. La campaña "Don't be a Dropout", contra la marginación, fue difundida por el single homónimo de 1966, con el cual Brown se había aventurado en el terreno minado de la política. En 1968, tras el asesinato de Martin Luther King, Brown solicitó y obtuvo un espacio en TV para instar a las gentes a la calma y para apaciguar una situación potencialmente explosiva. Grabó 'Say it loud, l'm black and I'm proud' (Dilo fuerte, soy negro y estoy orgulloso de serlo) (1968) y tuvo que arreglar cuentas con un sector del público y de la critica que juzgaba que dicho eslogan era inconciliable con el precedente 'America ia my home'. Fue un momento muy delicado para la carrera de "Mr. Dynamite"; su posición política, definida por muchos como ambigua, había terminado por comprometer temporalmente su credibilidad como músico.

Abandonado por sus antiguos compañeros, el irreductible Brown resurgió en los albores de los años setenta con un joven y nuevo conjunto, mas tarde bautizado como the JBs. La maquinaria del funk se volvía a poner en movimiento, sacando del horno una serie de grabaciones irresistibles, desde 'Give it up or turn it loose' y 'Ain't funky now' hasta las historicas e insuperables 'Get up I feel like a sex machine' y 'Soul power', títulos imprescindibles de la música bailable de todos los tiempos. Estas canciones inflamaban sus potentes conciertos, circundados de una atmósfera electrizante y caracterizados por pequeños pero eficaces trucos, como el de la simulación del colapso seguido de la inmediata y espectacular resurrección. En cada show abandona el escenario con sus aparatosas vestiduras empapadas de sudor. "El sudor, cuenta James Brown, es la prueba de que tu corazón es un corazón enardecido". En marzo de 1971, al terminar una gira europea, los hermanos Phelps y Boots Collins, respectivamente guitarrista y bajista de The JBs, abandonaron el grupo para participar en las extrañas operaciones discográficas de George Clinton (el proyecto Parliament/Funkadelic). El mismo año. James Brown firmó contrato con Polydor y renovó parcialmente a sus JBs. La nueva formación del grupo contaba con Bobby Byrd al órgano, Fred Wesley en el trombón, St. Clair Pinckney en el saxo tenor, Jimmy Parker en el saxo contralto, Hearlon "Cheese" Martin y Robert Coleman en las guitarras, Fred Thomas en el bajo, John "Jabo" Starks en la batería y, por último, Jerome "Jasaan" Nelson, Russell Crimes y Ike Oakley en las trompetas. Esta formación también experimentó sucesivos cambios que, al contrario de lo que se puede imaginar, contribuyeron aún más a la energía y a la vitalidad de la música de Brown.

Con el álbum 'Hot pants' (1971) el funk de James Brown se desbordó por todo el mundo. 'Taikin' loud and sayin' nothing' alcanzó el primer puesto en las listas de éxitos de rhythm and blues y abrió el camino a una fulminante secuencia de singles de éxito, desde 'Get on the good foot', extraído del doble álbum homónimo de 1972, hasta 'My thang'. En 1973 James Brown continuaba en primera fila con el doble álbum 'The Payback', que fue seguido por 'It's hell' (1974), 'Reality' (1975), 'The sex machine today' (1975) y 'Everybody's doin' the hustle and dead on the double brimp' (1975). A mediados de los años setenta, Brown tenía en su haber un número increíble de singles, álbumes, grabaciones en directo y recopilaciones de todo tipo. El mercado, saturado de sus numerosas publicaciones, no lograba ya dominar el ritmo con el que sus discos se sucedían. La popularidad del "Godfather of soul" decayó de improviso, e incluso su música comenzó a manifestar signos de un desmoronamiento artístico temporal. En la segunda mitad de los años setenta, a parte del momentáneo éxito de 'Get up offa that thing' (1976), 'It's too funky in here' (1979), 'Rapp payback' y de algunas reediciones, Brown se vio relegado a ocupar un segundo plano de la entonces imperante "música disco". A las desilusiones artísticas se sumaron graves problemas financieros, la desesperación por la muerte de un hijo y el fracaso de su segundo matrimonio. Pero en los años ochenta, gracias a la masiva revalorización de su música, sobre todo por parte de músicos blancos, el " funk volvió a estar de moda. El empuje y los esquemas sincopados del funk, su clásico e inconfundible sound negro, se han convertido en modelos de referencia para el "hip-hop" y para otras numerosas expresiones urbanas de la black music, desde el "rap" de Nueva York y el "house sound" de Chicago, hasta la "go-go music" de Washington. Las discotecas han desempolvado sus éxitos, reeditados en numerosas antologías.

Los más aclamados discjockeys británicos y estadounidenses han uti izado sus grabaciones para, gracias a modernas y extravagantes técnicas de mezcla, dar nueva vida a sus viejos caballos de batalla. En 1984 el "Godfather of soul" conoció a Afrika Bambaataa, aguerrido portavoz de la organización de artistas "hip-hop", la Zulu Nation. Ambos, simbólicamente retratados en la portada de Unity dándose un enérgico apretón de manos, lanzaron el eslogan "Paz, amor, unidad y diversión". En 1986, aprovechando el éxito obtenido con 'Living in America' (canción compuesta para la banda sonora de la película Rocky IV), James Brown regresa a los estudios de grabación para registrar 'Gravity'. Es el momento de su regreso a la escena. El renovado interés de las plateas de todo el mundo y, sobre todo de la británica, por sus espectáculos, lo llevan a enfrentar, a la respetable edad de 54 años, nuevas y extenuantes giras. Si bien no tan ágil como antaño, "Mister Dynamite" continúa asombrando por su tenacidad y carisma. En 1987 sale a la venta 'James Brown and Friends', un álbum que recoge una soul session en vivo en la que participaron Joe Cocker, Wiison Pickett, Billy Vera y Robert Palmer. En el disco se vuelven a interpretar algunos clásicos de su repertorio, pero las nuevas versiones, menos arrebatadoras, no tienen la misma fuerza que las originales. Entre diciembre de 1987 y enero de 1988, graba el material de nuevo álbum 'I'm real', cuyo lanzamiento fue precedido por el single homónimo. El disco, escrito, producido y grabado junto al grupo estadounidense The Full Force, es un desafío directo de James Brown al mundo del "hip-hop" que, sobre todo entre 1986 y 1988, había literalmente saqueado todo el repertorio. "Imitadores", canta el rey del funk, "quitaos del camino porque yo soy James Brown con The Force y vosotros no debéis abrir la boca". Introducido por esta tajante aunque benevóla advertencia, 'l'm real' muestra, surco tras surco, que el volcán llamado James Brown no se ha apagado todavía.

Es una confirmación de la leyenda, no sólo musical sino vital: el James Brown de los años ochenta no quiere saber nada de "sentar cabeza" y continúa en su personificación de la rebelión contra todo y contra todos. Conduce su automóvil bastante más allá de los límites de velocidad y desencadena reyertas con la policía en todos los Estados Unidos. Tras la enésima correría es procesado, a comienzos de 1989, y condenado a seis años de cárcel. El periodista de Biliboard, Nelson George, desencadena una campaña de prensa para recoger firmas a fin de que el "hermano del alma" sea enviado a un centro de recuperación para drogodependientes (su verdadero gran problema es, de hecho, la droga) en lugar de la cárcel. Todo esto le sucede a James Brown pocos meses después de haber recibido un prestigioso reconocimiento oficial por sus treinta años al servicio de la industria discográfica. Su carrerra, según las estadísticas puestas al día en 1986 y consignadas por Cliff White en la contracubierta de 'Sex machine and other soul classics' (1986), estuvo constelada por más de cien éxitos estadounidenses, de los cuales cincuenta y siete se incluyeron en el Top ten de rhythm and blues, dieciocho números uno y más de cuarenta discos que traspasaron el umbral del millon de ejemplares vendidos.

Página Oficial:
http://www.jamesbrown.com/