febrero 01, 2016

Generación Beat

<<Mi interés en la generación beat en realidad no es una “fascinación” sino una necesidad de buscar y darle importancia a todo lo auténtico, y si eso está poco o nada divulgado, hay que darlo a conocer>> Luis Ostáriz.




“La Generación Beat se refiere a un grupo de escritores estadounidenses de la década de los cincuenta, así como al fenómeno cultural sobre el cual escribieron. Algunos elementos definitorios son el rechazo a los valores estadounidenses clásicos, el uso de drogas, una gran libertad sexual y el estudio de la filosofía oriental. Esta nueva forma de ver las cosas dejó su principal influencia y legado en la posterior contracultura o movimiento hippie.”



Yo considero que la Generación Beat comenzó a sentirse desencantada con “el sueño americano”, ya que se sentían espiritualmente vacíos pues no creen que estudiar y ganar dinero para vivir cómodamente sea el único sentido de la vida. Empezaron a cuestionar a su país y a tomar una postura contra una sociedad en la que se esperaba que pensaras con lógica, como un individuo ecuánime cuyo propósito fuese trabajar duro, criar una familia y ser leal a su país. Era una sociedad de reglas, orden y materialismo. Existía un muy pequeño espacio para la conducta individual.

Estaban comprometidos con la espontaneidad, el diálogo apasionado, la sexualidad abierta y la experimentación con las drogas. Hicieron del arte, la literatura y en particular, la poesía, su refugio espiritual. Logrando que los demás se dieran cuenta de que hay otros caminos que los establecidos cuando uno decide imponer sus propias reglas.



“La generación beat realizó una revolución literaria que empezó muchas veces, de varias maneras y en diferentes lugares y momentos. Es un punto de referencia ineludible para comprender todos los movimientos sociales e intelectuales posteriores.

Todo el mundo vio con claridad que existía gente de una generación con marcadas diferencias respecto al estatus quo; que había gente con un estilo de vida radicalmente opuesto al tranquilo conformismo, y tal vez sirvió para que muchos tomaran partido a favor o en contra”.



Los escritores Beats como W. Burroughs, G. Corso, A. Ginsberg o J Kerouac, desarrollaron una nueva forma de expresión donde el consumo de las drogas (anfetaminas, LDS, marihuana, alcohol) es utilizado como motor para la creación de de dichas expresiones, para conocer el ser interno. No solo como una forma de llamar la atención o como justificación del consumo de dichas drogas.

“La literatura, comienza a expresar el cambio de la figura de la droga como medio de actuar sobre sí mismo, y como una forma de protesta a las convenciones sociales existentes. Diferentes críticos señalan de esta escritura beat que es un flujo ininterrumpido, desde el fondo del espíritu, de ideas y palabras que soplan sobre las imágenes; no hay periodos que separen las frases, ridículas puntuaciones, sino vigorosos blancos, que separan las respiraciones retóricas. No hay selectividad de la expresión, sino aceptación de las asociaciones libres producidas por la mente en un mar ilimitado, nadando en un océano, sin otra disciplina que los ritmos de la respiración retórica y de las puntuaciones como un puño que golpea sobre la mesa”.



La generación beat desarrolló un estilo poético que habitaba una visión renovadora del mundo y de las cosas. Cuando Ginsberg afirma que "la otra realidad que nos ilumina es una producción de nuestra mente" coincide con lo que afirmaba Baudelaire muchos años antes, en relación al hachís, que "éste no revela al individuo más que el individuo mismo".

"Escribo poesía para retratar con precisión mi propia mente".
A. Ginsberg (Beat Generation)

También la poesía Beat fue criticada porque su mensaje poético nada tenia de académico, porque al igual que el auténtico mensaje cristiano, estaba más bien dirigido hacia los jóvenes expulsados de las universidades, presos en las cárceles, trastornados por la droga y la bebida, perseguidos por la ley y el orden. Por eso generaron escándalo y críticas hacia una poesía que era completamente nueva y distinta a lo que el público estaba acostumbrado. Esta poesía describía la realidad de los individuos marginados y generalmente se le identificaba con los vagabundos, drogadictos y gente de mal vivir.




Sin embargo, Jack Kerouac replicó con energía contra estas críticas:
"Muy errados están los que piensan que la generación beat significa crimen, amoralidad, inmoralidad y delincuencia. Pobres los que nos atacan porque no comprenden la historia y las aspiraciones del alma. Pobres los que creen en la bomba atómica, y que es preciso odiar al padre y la madre, los que niegan el más importante de los diez mandamientos. Pobres los que no creen en la indecible ternura del amor entre un hombre y una mujer. Profetizo que la Generación Beat va a ser la generación de mayor sensibilidad de la historia de América, y por eso no podrá hacer más que el bien".
(Antología; 2003:13 y14).


El triunvirato libertino


On the road – Jack Kerouac

Nacido en una familia francocanadiense de clase media, de niño solo hablaba francés. Con una educación católica de obediencia y sometimiento que luego en su escritura se desvirtuaría en filosofía oriental y rebeldía contracultural.

Precozmente quiso ser escritor. Pasó a estudiar en la Universidad de Columbia, en donde participó del equipo de fútbol americano hasta que se lesionó una de sus piernas. Luego de salir de la universidad se inscribió en la marina y en la guardia costera para seguir alimentando su necesidad y su pasión de viajar y escribir sobre ello. Pero se encontró con que la disciplina del ejército naval fue demasiado rígida y para salir de ahí se hizo pasar por paranoico esquizofrénico.

Ya en Nueva York, empieza a conocer más en profundidad los placeres, siendo un alcohólico empedernido (murió de cirrosis a los 47 años) y un santo moderno a la vez, recorre la ciudad y sus bares relacionándose con todos los que puede. Es en este ambiente donde se hace un apasionado del jazz que lo marcó profundamente es su estilo formal de escritura, improvisado, poético y con un lenguaje sencillo y directo.

Con una vida nocturna bastante activa, luego de una noche de borrachera, uno de sus amigos mata a puñaladas a otro hombre y lo involucran en el asesinato como cómplice por encubrimiento. Su pareja de aquel tiempo Lee Parker, lo saca de la cárcel y ambos se van a vivir a la casa de ella. En ese tiempo tiene largos periodos de introspección en los que se encierra en el baño solo para leer. Abandona la casa y se vuelve a Nueva York donde empieza a colaborar con Burroughs en la novela Y los hipopótamos fueron hervidos en sus tanques (1945) sobre el episodio del homicidio antes mencionado, en la que ambos alternan escribiendo un capítulo.

Luego de recorrer las rutas de su país y parte de México por más de siete años, le llevó tres semanas escribir su gran novela En el camino (1957), que se convertiría en un exitoso best seller. Enmarcada en lo que se podría denominar ficción autobiográfica, que domina toda su obra literaria, el autor narra su vida en la voz de otro personaje, y en la que también participan como protagonistas varios personajes de su generación puestos en sus novelas con otros nombres. Como en una road movie, para Kerouac el viaje no es solo geográfico sino también espiritual, de autoconocimiento.

Con Los vagabundos del Dharma (1958) retrata a los lunáticos zen, a esas personas tan serias pero al mismo tiempo inquietas. En la búsqueda por ascender montañas, haciendo autoestop y colándose como un fugitivo en los trenes de mercancías se da también una elevación a la iluminación espiritual. Todo esto mezclado por humo de marihuana, copas de vino y proverbios zen.
Tras conseguir elogios de la crítica literaria y ser considerado por los medios como un escritor popular, la presión del éxito lo cambio radicalmente y se refugió solo en una cabaña sin contacto con nadie, solamente escribiendo y bebiendo.

Fue el escritor paradigmático de la Generación Beat, un representante fundamental del florecer de un nueva espiritualidad que también era una nueva manera de relacionarse entre las personas y que hoy, cuando parece que dominan las realidades virtuales y las redes sociales cibernéticas, admite un adentrase hacía otros mundos donde los sentimientos hacia las personas y la naturaleza alcanzan dimensiones estelares.


Junkie – William Burroughs

Proveniente de una familia acomodada, las ilusiones de ésta para que se convirtiera en un gran empresario le aburrían de sobremanera.Luego de estudiar en Harvard literatura inglesa y antropología y de viajar por Europa para estudiar medicina en la universidad de Viena, se volvió adicto a las drogas durante más de quince años. En 1951 pasó un año encerrado en su apartamento sin bañarse y sin preocuparse por nada, solamente pensando en inyectarse heroína. La novela El almuerzo desnudo (1959) fue una de las tantas que escribió bajo los efectos de ese estado de conciencia alterado por las drogas, donde el consumo, que era de todos los días, y la sensación de abstinencia le producían alucinadas páginas.

Fue un aficionado a las armas de fuego desde su infancia, fascinado por las películas de vaqueros y gánsteres, casi siempre llevaba una encima y era de utilizarlas cuando se le antojaba. Incluso llego a vender varias pistolas para comprarse drogas. En ese periodo, los días de Burroughs pasan por los bares y las fiestas, es ahí en donde conoce a Joan Vollmer (su segunda esposa) y conforman una pareja toxicómana. Ella escapando de la esquizofrenia y él saliendo de la cárcel por falsificar recetas médicas.

A pesar de su bisexualidad a su esposa no le importo tanto que mantuviera relaciones sexuales con hombres menores que él. Se fueron a vivir a Texas para tener una vida tranquila plantando marihuana. Ahí nace su primer y único hijo. Mudado nuevamente a New Orleans, luego de que Burroughs tuviera otra vez problemas con la justicia por tenencia de narcóticos, es en ese lugar donde se da el encuentro con Neal Cassady y Kerouac que quedó ficcionalizado en la novela de éste último.

En busca de ayahuasca se traslada a Ciudad de México, donde le ocurre un incidente trágico. Jugando a ser un hábil ejecutante con su pistola, Burroughs mató a su esposa Joan de un disparo. Los dos estaban totalmente borrachos, ella se colocó un vaso en la cabeza y él apretó el gatillo. El vaso quedó en el suelo salpicado por la sangre. Posteriormente es arrestado, en este periodo de tiempo se escribe con Allen Ginsberg, esta relación epistolar terminaría con la publicación de las Cartas del Yagé (1963). Tras la apelación de su abogado, que modificó la primera versión de los hechos, luego de dos semanas de la muerte de su esposa abandona la prisión.

Burroughs continuó la vida como si no hubiese pasado nada, viaja a Tánger, Marruecos, y se queda a vivir allí por tres años, en una habitación desarreglada, tendido en la cama para drogarse y jugar con su revólver contra la pared. Es en esa confusión y en las alocadas cosas que le pasan en su vida, aturdida por las sustancias que intoxican su cuerpo, que empieza a producir más intensamente su escritura. Escribe novelas ejemplares sobre la experiencia de esa época, de ese monstruo que contaminaba su mente y la rutina de la droga que estaba siempre, Yonqui (1953), Marica (1985) que la escribe entre 1951 y 1953 pero es publicada muchos años después, y la ya mencionada El almuerzo desnudo. En 1984 Burroughs en galardonado siendo integrante de la Academia Americana y el Instituto de Artes y Letras. Muere de un paro cardíaco en 1997.


Howl – Allen Ginsberg
 
Fue el más chico de la tríada endemoniada, Kerouac le llevaba cuatro años (también fue el que falleció más joven) y Burroughs doce (que funciono como el padrino de esa generación).Fueron ellos dos una de las tantas influencias que le iniciaron en la vida de la bohemia de Nueva York. Ginsberg cultivó el deleite por el jazz, experimentó con variadas drogas y se declaró abiertamente homosexual. Finalizó sus estudios en la Universidad de Columbia en el año 1948, pero en el medio tuvo que anotarse en la marina para conseguir dinero y así terminarla.

Los diversos trabajos que fue amontonando a lo largo de los años no le auspiciaban ninguna expectativa profesional.

Luego de salir de la universidad empezó su viaje hacía San Francisco. Su vida amorosa había estado signada por el fracaso, sus aventuras sexuales con Burroughs y Neal Cassady en Nueva York no resultaron como él esperaba hasta que conoció a Peter Orlovsky, con quien mantuvo una relación por más de cuarenta años. Ginsberg conoció al que sería su pareja de toda la vida en el año 1954, mientras trabajaba como modelo para el artista plástico Robert La Vigne. Ambos compartieron el gusto por escribir, si bien Ginsberg se destacó mucho más.

Un hito en su carrera literaria, siendo muy joven, Allen Ginsberg recita en la Six Gallery, junto a algunos integrantes de la generación beat en frente suyo, en la platea, su poema más famoso: Aullido. Como ya le había pasado a Baudelaire con sus Flores del Mal y a Flaubert con su Madame Bovary (salvando las distancias), su poema también fue censurado y llevado a juicio por obsceno. Aquí los primeros versos del extenso poema: “He visto las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura, famélicos, histéricos, desnudos, arrastrándose de madrugada por las calles de los negros en busca de un colérico pinchazo, hipsters de cabeza de ángel consumiéndose por la primigenia conexión celestial con la estrellada dinámica de la maquinaria de la noche, quienes encarnaron de la pobreza envuelta en harapos, drogados y con miradas vacías, velaban fumando en la sobrenatural oscuridad de los pisos de agua fría flotando sobre las crestas de la ciudad en contemplación del jazz…”

A finales de los setenta Ginsberg se vio involucrado en gravísimas acusaciones por ser miembro de una asociación que buscaba legalizar las relaciones sexuales entre hombres mayores y niños. En su defensa, argumentó que se unió a ese proyecto para apoyar la libertad de expresión creando un espacio para el debate sobre las leyes sexuales juveniles. En el trascurso de su vida fue budista, activista social y político y defensor de la legalización de la marihuana. Murió el mismo año que su amigo Burroughs.


¿The dream is over? 
 
En 1970 John Lennon cantaba que el sueño ha terminado. Cabe preguntarse si este movimiento fue un agrupamiento de capacidades extraordinarias que se agotó en su intento; si lo usaron como estrategia de difusión y autopromoción, si solamente quisieron ser publicados, pero ¿quién será recordado fuera del grupo?, ¿qué fue el círculo como cuestión diferente del logro de sus individuos? Se podrá hacer una lectura independiente de cada uno de los autores pero se estaría perdiendo una visión más global de la experiencia, la parte más programática de su literatura.

Por otra parte, el mercado editorial tomó sus ventajas por la repercusión que tuvo el movimiento en esa época y se publicaron, quizás, muchos libros que pasaron al olvido. Lo cierto es que las figuras de Kerouac, Burroughs y Ginsberg entraron en el canon de la literatura occidental. El imaginario popular de la contracultura de la década del 60 se inició con esta gente de la mano del movimiento por los derechos civiles, el feminismo, la diversidad sexual, la ecología, entre otras luchas sociales.

La penetración de la contracultura apareció para cambiar el estilo de vida estructurado, (que no sé si lo logro conseguir) proponiendo otras cosas para que llamaran la atención a las costumbres de la sociedad norteamericana y, por amplificación, a la de todo el hemisferio occidental. Beatniks y luego hippies apelaron a los símbolos y creencias de las filosofías orientales como una manera de hacer manifiesta su insatisfacción con la manera en que estaba el consumismo y el catolicismo, practicando yoga, convirtiéndose en budistas o examinando su interior en búsqueda de una revelación mística ya sea con el uso de drogas o mediante el ascetismo. El gusto por el lado dionisiaco de la vida, la autorrealización, el desprejuicio sexual y una renuncia a la herencia del vivir a la manera de la familia tradicional conservadora fueron los pilares, la vieja llama de esta generación que le cambio para siempre la sensibilidad a uno cuantos.