febrero 06, 2016

Los Diablos Negros


Fue el conjunto más bronca de la capital. Sus seguidores bailaban y chillaban en sus actuaciones, que más de una vez finalizaron en tumulto. Deberían haber llegado mucho más lejos si hubiesen sido capaces de tomarse en serio su carrera musical y no hubieran cedido a manipulaciones de casas discográficas.

Unos chicos de familia bien que vivían por la zona de Retiro forman en 1961 un conjunto llamado Los Vultures, que actúan en festivales escolares, pasos del ecuador y sitios por el estilo. Ellos son: Manolo Pelayo (cantante y guitarra), Paco Candela(guitarra y coros), Víctor Ginés -Vitín- (bajo) y José Inclán (batería). En 1962 Vitín dejará su puesto a Luis Maria Herranz y entonces el grupo pasará a llamarse Los Estrellas Negras y poco después Los Diablos Negros. Ese año conocen al productor José Luis Alvárez, que les hace debutar en una de las primeras matinales dominicales del Price, donde obtienen un gran éxito. Su negativa a usar corbata (prenda casi obligatoria entre los músicos de la época), su habla premeditadamente barriobajera, sus modales descuidados y ese saber quedarse con el público más bullicioso pronto les granjean en la prensa franquista fama de gamberros peligrosos e incitadores al desorden público. Pero sus incondicionales crecen cada día y son fichados por el sello Fonópolis con el que grabarán en enero de 1963 su primer EP. El disco está mal interpretado y peor grabado y recibe palos de la crítica por todas partes. Los Diablos Negros están a punto de desaparecer, pero se rehacen gracias a sus buenos directos. Actúan regularmente en Consulado, Los Texanos, La Tuna y otros clubes de Madrid y alrededores. Ese verano del 63 lo pasan actuando en salas de baile de Torremolinos y Palma de Mallorca.

En la segunda temporada de matinales del Price ocurre un hecho insólito. El 15 de diciembre de 1963, Manolo Pelayo, líder del grupo, es sacado a hombros tras una memorable actuación en el Price, donde son reclamados una y otra vez por el público que acude a estos festivales. Escaldados por su fracaso en Fonópolis fichan por Discophon y en febrero de 1964 ponen a la venta un EP con dos versiones en castellano de temas de The Beatles, una versión del rocker italiano Adriano Cellentano y el tema que vuelve locos a los espectadores de sus actuaciones: el "Hully Gully". El 19 de marzo de 1964 son el único grupo madrileño que participa en un festival internacional en el Palacio de los Deportes de Barcelona con 15000 espectadores en sus gradas, alternando con los suecos The Spotnicks, los holandeses Tony Ronald y sus Kroners, el argentino Luis Aguilé y los conjuntos catalanes Dúo Dinámico, Lone Star y Los Mustang. Cada grupo solo interpretó tres canciones, Los Diablos Negros se vieron obligados por el público a cantar cinco antes de abandonar el escenario. Para el verano de ese año, nuevo disco con tres versiones de The Beatles y una de Billy J Kramer. Tras ese disco, Luis María Herranz y José Inclán dejan el grupo, siendo sustituidos por Víctor Ginés, que ya había estado con ellos en los primeros balbuceos de su carrera, y el batería Manolo Varela. El cantante Manolo Pelayo oye a todas horas cantos de sirena de otros grupos y ofertas para iniciar una carrera solista. Su 1,77 de estatura, su pelo rubio, su rostro pillo, su cuidada ropa de rocker elegante, su voz aguda y su manejo de escenario le hacen presa codiciada del negocio discográfico.

A finales de 1964 grabarán un cuarto y excelente disco, que se pondrá a la venta en enero de 1965 con dos temas de The Beatles, la inevitable por entonces “Casa del sol naciente” y un rock and roll clásico. Tres de las pistas aparecen cantadas en inglés y Los Diablos Negros suenan como nunca.

En otoño de 1965, todas las discográficas sueñan con un grupo que emule el éxito de Los Brincos. Varios sellos tienen los ojos puestos en el grupo. Columbia firma un contrato con Manolo Pelayo y sus compañeros Paco Candela y Manolo Varela. Se trata de hacer música supuestamente comercial alejada del beat y el rock que tan bien se les daba. Los Diablos Negros desaparecen definitivamente y sus tres componentes junto a otros dos músicos forman Los Botines. En 1966, Manolo Pelayo iniciará una breve carrera en solitario.