febrero 20, 2016

Tequila


Tequila nacieron en el lugar adecuado y en el momento más oportuno. Ellos acercaron el rock a las masas, y cuando hablo derock hablo de rock and roll, de tener como ídolos a los Rolling Stones, de ser conscientes de que “It's only rock and roll but I like it” y de conocer a qué huele el éxito, y seguir su rastro hasta alcanzarlo. Es cierto que en esta época había en la escena nacional formaciones importantes de todas las variantes del rock habidas y por haber: rock progresivo, rock andaluz, rock sinfónico y un largo etcétera de estilos. Pero muy pocas formaciones que practicasen un rock fresco y desenfadado motivado en gran medida por la diversión y las ganas de comerse el mundo.

Pero como su historia lo merece, contémosla desde el principio. Para ello tenemos que remontarnos al 76. Ariel Rot (guitarra) y Alejo Stivel (voz) llegan a Madrid procedentes de Argentina -la situación en su país cada vez se complica más tras un nuevo golpe militar y la implantación de la dictadura de Jorge Rafael Videla-. En la capital entran en contacto con el rock de formaciones como Coz o Asfalto y sobre todo con la Spoonful Blues Band, banda en la que nos encontramos con Julián Infante (guitarra) y Felipe Lipe (bajo). Con Manolo Iglesias en el puesto de batería nace Tequila con dos argentinos y tres españoles en su plantilla.

La impronta argentina del grupo es realmente importante, Ariel y Alejo se habían empapado de las composiciones de Charly García, Sergio Makaroff y Norberto Napolitano, y la banda no sólo llegaría a versionarlos en sus discos si no que en muchas de sus producciones propias se respira su aroma.

Son suficientes unas pocas actuaciones para llamar la atención de las discográficas, Miguel Ángel Arenas Capi se fija en ellos e informa a Vicente Romero del potencial de la banda, este les sugiere participar en el recopilatorio “Rock del Manzanares (Viva el Rollo v.2)” (Chapa, 1978) y para ello graban un single con “Necesito un trago” y “Buscando problemas”. En Zafiro en seguida se dan cuenta de que Tequila no encajaba del todo en Chapa -su sello recién creado dedicado al rock urbano-, que lo suyo podía llegar perfectamente a un público masivo dado que tenían todos los ingredientes necesarios para alcanzar el éxito: eran guapos, desvergonzados, desinhibidos y tenían grandes canciones.

Con su primer disco “Matrícula de Honor” (Zafiro, 1978) y la primera canción de este,“Rock and roll en la plaza del pueblo”, se desató la locura y el fenómeno fan tocaba de lleno al rock. Todo era propicio, la reciente entrada en la democracia hacía que poco a poco en el ambiente se respirase un ambiente de libertad y una necesidad de frescura. Tequila en ese sentido supieron aprovechar el momento y sobre todo abrieron nuevos caminos que favorecieron el nacimiento posterior de fenómenos como La Movida Madrileña. Vicente Romero se encarga de la producción del disco y entre los colaboradores nos encontramos con Rubén Dantas en la percusión y Luis Cobos en el saxo y el moog.

El músico argentino Moris graba en los estudios Audiofilm de Madrid “Fiebre de Vivir” (Chapa / Zafiro, 1978) y Tequila ejercen de banda de acompañamiento. Este trabajo contiene la canción más emblemática de Moris, “Sábado noche”.

Tequila pasan del underground a las primeras planas de los medios de la época. También salta la polémica, que si son un grupo prefabricado, que si sus padres financian campañas de promoción... todo lo necesario para estar en boca de todos. Tocan sin descanso por todo el país, participando en eventos como La Noche Roja -promovido por Miguel Ríos- y el Canet Rock -con Ultravox y Blondie-.

En el verano del 79 entregan su segundo trabajo, “Rock and Roll” (Zafiro, 1979). Ellos mismos se encargan de la producción. Canciones como “Quiero besarte” o “Me vuelvo loco” los mantienen en el candelero y las ventas se disparan -160.000 que se dice muy pronto-. También se atreven con “Mister Jones” de Charly García y “Rock del ascensor” de Sergio Makaroff. La polémica sigue sobre la mesa, que si son un producto juvenil que si falta calidad; el mejor argumento nos lo da la perspectiva del tiempo y la frescura de unas canciones -hoy clásicos imperecederos del pop rock nacional- que mantiene su vigencia contra viento y marea. “Número uno... en mi corazón” cantarían posteriormente con convencimiento.

Acosados por los fans en cualquier evento público que protagonizan, en el 80 se van a Londres a grabar su tercer disco. Vuelven a encargarse de la producción, esta vez ayudados por el ingeniero de sonido Peter McNamee. “Viva! Tequila!” (Zafiro, 1980) es de nuevo un éxito y una de sus mejores colecciones de canciones: “Mira a esa chica”, “Dime que me quieres”, “Que el tiempo no te cambie”…

Aunque las ventas caen Nippon Columbia les ofrece desembarcar en el mercado japonés. La aventura no sale bien por motivos demasiado obvios: les obligan a interpretar sus canciones en inglés -además de realizar dos versiones de Leif Garret, “Forget about you” y “All my love always”-, el disco es una recopilación de sus canciones más conocidas reinterpretadas, y el objetivo de la compañía japonesa no es otra que venderlos como un producto juvenil y rentabilizar al máximo su apuesta. Las ventas no superan las diez mil unidades.

De nuevo en Londres y de nuevo con Peter McNamee graban su cuarto disco, “Confidencial” (Zafiro, 1981). Los arreglos ganan lustre, su sonido gana contundencia –en ello influyen sus escuchas de los Clash- y se enriquece con los teclados de Mike Gallagher. Sin embargo todo comienza a empañarse: no superan las 50.000 copias a pesar de pelotazos como “Salta!!!”, sus ingresos pese a no parar de girar son lamentables -Ariel incluso tiene que volver a casa de sus padres al tener serias dificultades para pagar el alquiler- y las drogas comienzan a pasar factura. Felipe es expulsado del grupo y en los directos los ayuda al bajo Alex de la Nuez (Zombies, Alex & Christina).

El barco comienza a hundirse y los problemas nunca llegan solos. Zafiro les renueva el contrato por cinco años -realmente en su contrato había una cláusula que decía que salvo que ellos notificasen por carta la rescisión del contrato este se ampliaría automáticamente otros cinco años... la dejadez los condena a un nuevo contrato sin revisión de las condiciones-, las entradas y salidas son una constante, y los días de vino y rosas comienzan a esfumarse. Además el éxito en ventas del rock duro con formaciones como Barón Rojo relegan a Tequila a un segundo plano.

La banda no es que se separe, es que realmente desaparece por completo del mapa. Seis años duró el invento. Posteriormente vendría la aventura en solitario de Ariel Rot, el éxito masivo de Los Rodríguez -con Julián Infante y Ariel Rot- y la intensa labor como productor de Alejo Stivel. Pero esas son otras historias.

En el 97 la banda es objeto de un disco homenaje “Mucho Tequila!” (Zafiro, 1997), en el que participa lo más granado del rocknacional: Joaquín Sabina, Christina Rosenvinge, Los Hermanos Dalton, Los Piratas y demás ilustres.

Aunque periódicamente se han lanzado discos recopilatorios y grandes éxitos de la banda, en el 2008 Alejo, Ariel y Felipe se reúnen de nuevo y sacan al mercado “Vuelve Tequila” (Sony / BMG, 2008), un CD+DVD que repasa toda su trayectoria. Incluso regraban “Que el tiempo no te cambie” para la ocasión. Se echa en falta a Julián Infante y Manolo Iglesias, fallecidos en el 2000 y en el 1994 respectivamente.