febrero 13, 2014

El Lobo de Wall Street



Ficha Técnica: 

Titulo original: The Wolf of Wall Street. 
Año: 2013. 
País: Estados Unidos. 
Duración: 180 min. 
Director: Martin Scorsese. 
Guión: Terence Winter basado en las memorias de Jordan Belfort. 
Producción: Martin Scorsese, Leonardo DiCaprio, Riza Aziz, Joey McFarland y Emma Tillinger Koskoff. 
Fotografía: Rodrigo Prieto. 
Música: Varios. 
Montaje: Thelma Schoonmaker. 
Diseño de producción: Bob Shaw. 
Reparto: Leonardo DiCaprio (Jordan Belfort), Jonah Hill (Donnie Azoff), Margot Robbie (Naomi Lapaglia),Matthew McConaughey (Mark Hanna), Kyl Chandler (Agente Patrick Denham), Rob Reiner (Max Belfort), Jon Bernthal (Brad), Jon Favreau (Manny Riskin), Jean Dujardin (Jean Jacques Sorel), Joanna Lumley (Tía Emma).

Sinopsis:

Crónica basada en la ascensión y caída de Jordan Belfort, un ejecutivo de Wall Street que pierde su trabajo tras el “Lunes Negro” en la Bolsa en 1987 y que monta su propia empresa con la ayuda de Donnie Azoff. Belfort irá haciéndose más rico y aumentando la cantidad de fiestas, drogas y sexo costándole el matrimonio con su primera mujer para casarse de inmediato con la escultural Naomi. Las adicciones de Belfort se volverán fuera de control y el “FBI” comienza a investigar sus ilegalidades.

Crítica:

Con 71 años a cuestas y camino de cumplir los 72, Martin Scorsese ya no tenía nada que demostrar como director tras un legado de grandes películas producidas en los años 70, 80 y parte de los 90. Aunque su anterior década fue la mejor para él en cuanto a taquilla y premios de Hollywood se refiere, sus últimas películas no me habían llenado todo lo que hubiese deseado, si exceptuamos algunos momentos de “Gangs of New York” (íd, 2002). Ni “El Aviador” (The Aviator, 2004), ni “Infiltrados” (The Departed, 2006), ni “Shutter Island” (íd, 2010) pasaban de la corrección, aunque sí me gustó “La Invención de Hugo” (Hugo, 2011), un hermoso homenaje al cine y a quienes lo crean y contemplan. No faltan quienes opinan que desde que se unió profesionalmente a Leonardo DiCaprio, el director italoamericano no volvió a brillar. Hasta ahora.

El Lobo de Wall Street” es fácilmente el mejor título de Scorsese desde la injustamente olvidada “Al Límite” (Bringing Out the Dead, 1999) y es un derroche continuo de talento en las 3 horas justas que dura, con un guión deTerence Winter (“Los Soprano”, “Boardwalk Empire”) basado en la historia real del “Broker” Jordan Belfort. Brindando de paso a Leonardo DiCaprio la mejor de sus colaboraciones conjuntas y el mejor papel de su vida. Unas tres horas no aptas para mentes políticamente correctas y estómagos delicados en donde a los pocos minutos de metraje ya contemplamos una fiesta en la que Jordan Belfort (DiCaprio) y sus “Locos seguidores” se divierten tirando enanos a una diana gigante, en donde Belfort trata de manejar su helicóptero totalmente drogado y en donde Belfort esnifa cocaína del ano de una prostituta. Y esto es sólo el principio.


Las dos películas de Scorsese con las que se encuentra hermanada “El Lobo de Wall Street” son “Uno de los Nuestros” (Goodfellas, Martin Scorsese, 1990) y “Casino” (íd, 1995), especialmente la primera. En los tres títulos se recurre a la voz en “Off” incesante, un montaje acelerado, escenas de violencia subidas de tono, una banda sonora ecléctica de temas de las épocas en las que se ambienta y contemplamos las ascensiones vertiginosas y brutales caídas de sus protagonistas. Pero en esta ocasión se cambia el ambiente “Gangsteril” por el de los “Yuppies” de finales de los años 80 y principios de los 90. Un ambiente no del todo distinto al de los mafiosos que pululaban por las dos anteriores películas de Scorsese.


Sin apenas bajar el ritmo durante tres horas, Scorsese va mostrando el universo de Jordan Belfort desde que (Todavía sobrio) recibe los consejos de su jefe Mark Hanna (Matthew McConaughey) de que debería masturbarse dos veces al día para que circule mejor su sangre a la hora de trabajar hasta que es totalmente adicto a las drogas con especial debilidad por la cocaína y los Quaaludes, el sexo bien sea con su escultural esposa Naomi (Margot Robbie) o con prostitutas y a todo tipo de excesos. Sólo o en compañía de sus más fieles trabajadores, los mismos que empezaron con él modestamente y entre los que destaca Donnie Azoff (Jonah Hill), no menos adicto a vicios varios que Jordan Belfort y que disfruta con todo tipo de sexo estando casado con su prima y que humilla a trabajadores despedidos comiéndose sus peces de colores.


Según van triunfando Belfort y compañía con la empresa “Stratton Oakmond” iremos asistiendo a una escena delirante cada una superando a la anterior: Belfort pagando 10.000 dólares a una empleada por raparse el pelo delante de todos los trabajadores, la cual usará el dinero para ponerse implantes de silicona; Belfort desatado cada vez que coge el micrófono cada vez que habla a sus empleados, bailando incluso la danza de los “Oompa Loompa” de Willy Wonka; la discusión entre Belfort, Donnie y compañía sobre contratar a enanos para fiestas y cómo proceder ante ellos; Donnie masturbándose delante de todo el mundo durante una de las fiestas de Belfort; la prohibición impuesta por Belfort de que ningún trabajador debe practicar sexo en horas punta de trabajo en los baños de la empresa; Belfort atado de pies y manos a un avión que lo llevará a Suiza después de propasarse ciego de drogas; el viaje relámpago hacia Mónaco con Belfort dando orden de zarpar al capitán de su imponente yate pasando de los peligros de tormenta que amenazan al mar (Así les irá).


Todo eso y mucho más palidecen ante la escena de los Quaaludes, con Belfort y Donnie dispuesto a intentar olvidar ciertos problemas ingiriendo unas potentes pastillas que estarán caducadas. Como una sola pastilla no surge efecto, deciden ingerir unas cuantas más. Belfort debe ausentarse de casa y hacer una llamada a un club para ricos cercano. Los Quaaludes hacen su poderosísimo efecto con un Belfort casi totalmente paralizado. Lo que ocurre en los siguientes cinco minutos desde que Belfort trata de llegar a su coche hasta su “Reencuentro” con Donnie también paralizado por los Quaaludes no debe revelarse pero supone la mejor escena de comedia de los últimos tiempos y merece estar en la antología del “No puede ser”. A Chev Chelios le habría encantado.


Aunque podemos calificar a “El Lobo de Wall Street” como comedia negrísima por lo contemplado en casi todo el metraje, la película también muestra las consecuencias de andar por el lado más salvaje de la vida, bien sea con las drogas o con actividades al margen de la ley. Algo que también ocurría con “El Precio del Poder” (Scarface, Brian de Palma, 1983), otra crónica de ascensión y caída regada con cocaína y tacos, de igual manera con momentos excesivos y frases para el recuerdo que acabaron sepultando la denuncia que ejercía.


Las tres horas de metraje pasan rápido gracias a la colaboradora más estrecha de Scorsese desde “Toro Salvaje” (Raging Bull, 1980), la montadora Thelma Schoonmaker, que acompaña la cámara de Scorsese siempre colocada en el sitio adecuado. Un Leonardo DiCaprio desatado domina casi todos los planos de la película estando bien rodeado de un reparto de secundarios en el que figuran un no menos desatado Jonah Hill; la desconocida (Y ya muy solicitada enHollywoodMargot Robbie; el director Rob Reiner como padre de Jordan Belfort; Kyle Chandler como Patrick Denham, el agente del “FBI” empeñado en acabar con Belfort, que rechaza un soborno de éste en su yate en una escena excelente y de los pocos tipos decentes que pululan por el film ; Jean Dujardin como el corrupto banquero suizo Jean Jacques Sorel; o Joanna Lumley como la Tía Emma, necesaria para los tejemanejes de Belfort.


Aliñada por una magnífica selección de canciones supervisada por otro colaborador estrecho de Scorsese, Robbie Robertson, puede considerarse a “El Lobo de Wall Street” como un puñetazo en la mesa del director a varios de sus compañeros de generación en el “Nuevo Hollywood” de los 70 (Aunque no es el único “Abuelito” de esa generación que propinó ese puñetazo: ahí está William Friedkin y su díptico “Bug” y “Killer Joe”) y a unos cuantos directores más jóvenes supuestamente transgresores, suponiendo de paso una de las producciones importantes surgidas de los grandes estudios con más desnudos, violencia, sexo y drogas en mucho tiempo. Que Scorsese siga así de joven.