febrero 06, 2014

Madonna


Madonna LouiseVerónica Ciccone nació el 16 de agosto de 1959 en Bay City, Michigan, primogénita de los seis hijos de un italoamericano, mecánico en la fábrica de automóviles Chrysler, y de su mujer Louise. Ciertamente, no se puede decir que la familia Ciccone fuera una familia acomodada: Louise, la madre, traía al mundo un hijo tras otro, y Madonna era la predilecta de su padre; pero la feliz infancia de Emmy (éste era el apelativo con el que la nombraban en su casa) se oscureció cuando sólo tenía siete años; de improviso, su madre muere de un cáncer de pecho que los médicos no habían sabido diagnosticar a tiempo. Esta tragedia termina antes de tiempo con la infantil despreocupación de Emmy, que como hija mayor se siente obligada a ocupar, en cierto sentido, el lugar de la madre muerta, asumiendo la responsabilidad de cuidar a sus cinco hermanitos. Después, su padre emplea a una institutriz para que los cuide, y antes de que hubiera transcurrido un año, decide casarse con la institutriz; éste fue un gran golpe para Emmy.

Ya entonces no podría decirse que la chiquilla tuviera un carácter sumiso, sino más bien todo lo contrario. Y la niña no aceptó la entrada de una nueva figura femenina en la familia. Un psicoanalista podría escribir un tratado a propósito de esto; basta referir que Madonna desarrolló una fuerte carga de agresividad en sus discusiones con su madrastra, y un gélido resentimiento hacia su padre, por el que se sentía rechazada. En consecuencia, su comportamiento, tanto en privado como en público, era arisco y despectivo; en familia era intolerante y rebelde; en la escuela trataba, fuera como fuese, de hacerse notar. Ya consciente, por entonces, de sus atractivos, no vacilaba en exhibirlos, suscitando la admiración de los chicos y la envidia de las chicas.

Irresistiblemente atraída por el mundo del espectáculo, debuta (si se le puede llamar así) con apenas trece años, interpretando su primera película: una superocho grabada por un compañero de escuela, cuya principal escena es la de un huevo que se cuece en una cazuela posada al calor de su vientre de adolescente. Entonces el cine se convierte en su gran pasión, y Madonna frecuenta las salas de arte y ensayo, más tarde actúa en todas las representaciones de su instituto; pero llega un momento en que el baile sustituye al cine en el primer puesto de la lista de intereses de Madonna. Su profesor de danza fue su primer pigmalión; no sólo le dedicaba tiempo extra después de clase, sino que por las noches la llevaba con él a las discotecas gay de Detroit. Allí Madonna descubre que en el mundo hay hombres muy diferentes a los chicos que trataban de impresionarla con sus habilidades en el campo del fútbol americano mientras ella, líder de las animadoras, los miraba. Naturalmente, el trato de Madonna con su familia iba empeorando; sus padres no veían con buenos ojos aquellas salidas nocturnas, que inútilmente intentaban prohibirle; tampoco estaban conformes con el libro de notas escolares de Madonna, que, sin embargo, traía calificaciones más que discretas.

Así y todo, diplomada en 1976 en estudios medios y superiores, Madonna obtuvo una beca para estudiar en la Universidad de Michigan gracias a la intervención de su profesor de danza, que consiguió que la dejaran asistir gratuitamente a los Cursos Superiores de Baile. Madonna tenía 17 años, y no había perdido ni un ápice de su exuberante agresividad. Cualquier ocasión era buena para hacerse notar; un ejercicio particularmente difícil, un vestido rasgado en los puntos precisos, un tirante del sujetador inexplicablemente propenso a resbalar...; pero el auténtico escenario para el protagonismo de Madonna era el Blue Frogge, la discoteca frecuentada por los «veteranos» de la Universidad, en cuya tarima la chica disparaba lo mejor de su repertorio. Fue en el Blue Frogge donde Madonna encontró al primer hombre importante de su vida: Steve Bray, un chico negro que se ganaba la vida como camarero, pero que en sus noches libres tocaba la batería en un grupo de rhythm and blues. Según Steve, Madonna fue la que dio el primer paso pidiéndole una bebida; fuera como fuese, los dos empezaron a salir juntos, y, simultáneamente, Madonna se convirtió en uno de los elementos de atracción en los espectáculos que ofrecía el grupo. No sabía tocar, ni tampoco cantar: se limitaba a bailar la música del grupo, pero eso bastaba para atraer sobre sí toda la atención de los espectadores.

De todos modos, para Madonna aquellas exhibiciones eran poco más que un buen ejercicio; sus pretensiones apuntaban mucho más alto. Tras dos años de carrera, deja la Universidad de Michigan renunciando a la beca, y da el gran paso que tantas veces le había sugerido su profesor de danza: se traslada a Nueva York. Aunque no queramos dar crédito a ciertos relatos novelescos, según los cuales Madonna durmió durante mucho tiempo metida en un saco en las estaciones del metro, y sobrevivía comiendo hamburguesas que le daban en los bares a cambio de lavar los platos, no podemos dudar de que las dificultades fueron muchas para una chica de diecinueve años, llegada de los suburbios de Detroit. Madonna no perdió el ánimo, y pocas semanas después de su llegada a Nueva York ya había encontrado el modo de hacerse aceptar en una clase preparatoria del Alvin Halley Americam Dance Theatre. Pero pronto se dio cuenta de que las perspectivas no eran muy brillantes, y se hizo alumna de Pearl Lang, una ex primera bailarina de la compañía de Martha Graham, cuyo estilo de danza moderna, complejo e introvertido, no cuadraba mucho con el suyo. Mientras tanto, Madonna seguía aprovechando su tiempo en la gran metrópolis.

En este momento, Madonna encuentra al segundo hombre importante de su vida: Dan Gilroy. Dan era un muchacho sencillo y gentil: él y su hermano Ed, músicos casi profesionales, vivían en una sinagoga abandonada del distrito de Queens, que también usaban como sala de ensayos. Madonna y Dan se habían conocido en una fiesta y se habían encontrado juntos casi sin darse cuenta. Para poder tenerla siempre cerca, el bueno de Dan intentó desarrollar en Madonna algunas nociones musicales: fue él quien le enseñó lo elemental para tocar la guitarra. Madonna se toma muy en serio esta oportunidad, y bien pronto reduce drásticamente sus asistencias a clase de danza, sustituyéndolas con horas y horas de práctica de guitarra, guiada por el exigente Dan. Apenas habían comenzado sus relaciones cuando le ofrecen a Madonna la que parecía ser su ocasión de oro: unas actuaciones en París como bailarina y corista en el grupo de Patrick Hernández, que acababa de obtener su primer y único éxito: un tema-disco titulado ‘Born to be alive’.

Sin embargo, una vez en París, Madonna no tardó en arrepentirse de su elección. Nadie le prestaba atención, nadie se ocupaba de ella, y de nuevo se vio obligada a recurrir a medios llamativos para hacerse notar: extravagancias en los restaurantes, carreras en moto, zambullidas en las piscinas con su ropa de escena... Una fuerte pulmonía le da la oportunidad de dejar al grupo de Hernández; apenas llegada a Estados Unidos, Madonna se reúne con Dan en Nueva York. Reanuda sus lecciones de música: Dan le enseña a tocar, mal que bien, muchos instrumentos y Madonna empieza a escribir y a componer sus primeras canciones. Algún tiempo después, los hermanos Gilroy, con Madonna en la batería y la ex bailarina Angie Smith al bajo, dieron vida a un grupo llamado The Breakfast Club. Dan y Ed eran músicos bien preparados, pero esto no bastaba para afirmarse. Era Madonna, activa y positiva por carácter, la que se ocupaba de la organización y de las relaciones públicas del grupo. Acosaba con sus llamadas telefónicas a empresarios, propietarios de locales, promotores y empresarios discográficos, buscando la forma de dar a conocer a los hermanos Gilroy y a sí misma.

Muy consciente de las exigencias comerciales del mercado discográfico, y aún más consciente de la atracción que sabía ejercer sobre los «cazatalentos» (sobre todo en los de sexo masculino) con los que tenía que tratar, Madonna nunca dejó de intentarlo; así se encontró desarrollando un papel clave en el interior de la formación. Aprovechó su fuerte posición para anunciar a Dan y Ed que tenía la intención de convertirse en la cantante del grupo. El pobre Dan se vio en una situación muy comprometida, obligado como estaba a encontrar un equilibrio imposible entre las ambiciones de su chica y las reticencias de su hermano. Las cosas no podían seguir así, y, en efecto, no siguieron: Madonna fue la que provocó la crisis anunciando su intención de emprender la carrera en solitario. Dejando a su espalda otro corazón destrozado, Madonna se traslada a Manhattan, donde de inmediato se pone a buscar un grupo para que la acompañase. Pero se ve en dificultades, porque sus capacidades de músico no eran las suficientes como para poder dirigir con pulso firme a una formación puesta a su servicio. El caso es que por medio de una llamada telefónica que le hizo a su ex novio Steve Bray, quien estaba a punto de llegar a Nueva York desde Michigan, consiguió a un bateria.

Madonna y Steve empezaron a trabajar juntos, ensayando (y también habitando) en el Music Building, un gran almacén reestructurado de tal forma que disponía de doce salas de prueba. El grupo de Madonna y Steve cambió continua y frenéticamente de nombre y de formación; tocaban un rock áspero y agresivo, claramente influido por el de The Pretenders. Pero las dificultades, tanto personales como económicas, pronto se hicieron insostenibles, y el grupo se disolvió. Así las cosas, un manager había escuchado una maqueta que Madonna había grabado (una primera versión de ‘Burning up’) y había quedado favorablemente impresionado, hasta el punto de que le ofreció un contrato y una paga aparte. Con aquel dinero, Madonna pudo permitirse dejar el Music Building y alquilar un apartamento. Al mismo tiempo, los gustos musicales de Madonna iban cambiando, influidos por el funky que continuamente emitían las radios de Nueva York. Su nuevo manager y su nuevo grupo (que entonces se llamaba como ella, Madonna) no compartían estos gustos; así que, durante un tiempo, Madonna continuó cantando rock'n'roll con su grupo, pero junto a Steve Bray se dedicaba a experimentar con sus nuevas tendencias.

De día escribía, componía y grababa canciones con el fiel Steve, y por las noches iba a las discotecas de moda, preparada para acercarse, en cuanto se presentara una oportunidad, a la cabina del disc-jockey y ponerle en la mano una casete con sus grabaciones. En la "Danceteria", Madonna consigue ganarse la amistad del disc-jockey Mark Kamins, y, preparada como siempre para emplear a fondo su poder sobre los hombres, lo convence para que escuche sus canciones. Intuyendo su potencial, Kamins hace que Madonna grabe en una nueva maqueta una de sus canciones (‘Everybody’) y la lleva a Sire Records, compañía que acepta inmediatamente contratar a Madonna y emprender la grabación de un álbum. Steve estaba contentísimo, porque al fin tenía la oportunidad de dirigir la producción de un disco; aún no sabía que Madonna había prometido a Kamins, a cambio de su ayuda, el papel de productor... Pero tanto Bray como Kamins se llevarían una desagradable sorpresa; Madonna había encargado la producción de su disco a Reggie Lucas, quien antes había sido productor de Stephanie Mills. Muy racional y muy lúcida, como siempre, Madonna sostenía que ni Steve ni Mark poseían la suficiente profesionalidad como para afrontar una tarea tan crucial. Así fue como Lucas obtuvo aquel cargo y comenzó a trabajar con Madonna en el estudio de grabación. En julio de 1983 aparece el álbum ‘Madonna’.

Los primeros dos singles extraídos de! álbum, ‘Everybody’ y ‘Burning up’, obtuvieron un buen éxito en las discotecas, pero no entraron en las listas. Para la mayoría de los asistentes a las discotecas, Madonna no era más que una voz (incluso había muchos que estaban convencidos de que se trataba de una cantante de color); además, su compañía discográfica, aun cuando tenía confianza en las posibilidades comerciales de Madonna, no se sentía capaz de financiar la realización de un vídeo (el de ‘Burning up’ sería grabado más tarde, para la promoción en Europa). Pero el tercer tema del álbum da el empuje decisivo: ‘Holiday’ entra en el Top 20 y se convierte en uno de los temas de mayor éxito del verano de 1984 en Estados Unidos. Y es en este momento cuando Sire Records decide por fin analizar la situación; dan impulso a la distribución del álbum y realizan un cuarto single, ‘Borderline’, esta vez acompañado por un tempestuoso vídeo que da a conocer el rostro.y, sobre todo, el cuerpo de Madonna al gran público de la MTV.

En todo este período, Madonna continuó con la que, por el momento, había sido su relación más duradera, la que había iniciado, tras su ruptura con el ofendido.Steve (con el que, sin embargo, más tarde haría las paces), con el disc-jockey John "Jellybean" Benitez. "Jellybean" se encargaba de cuidar muy de cerca la carrera de Madonna (a él se debe el remix de ‘Lucky Star’, quinto single extraído del álbum ‘Madonna’), y fue, durante mucho tiempo,, muy envidiado por los fans de la cantante, el número de los cuales había crecido en progresión geométrica durante el año 1984. Este año fue, sin duda, el más importante para Madonna, y no sólo en lo concerniente a su carrera musical (un doble disco de platino por un álbum de debut no es algo que se dé con mucha frecuencia), sino también en lo que respecta a su actividad como actriz.

Ya hemos mencionado su debut "extraoficial", cuando actuó con trece años en una película de aficionado. La segunda aparición cinematográfica que se conoce de la artista es de 1978, cuando con 19 años Miss Ciccone se buscaba la vida, como mejor podía, en Nueva York. En aquel año se rodó ‘A certain sacrifice’, una película soft porno, en la que Madonna aparecía en explícitas escenas de amor. Hablando de películas más serias, en 1984 Madonna hizo el papel de una cantante de night-club en ‘Vision Quest’ (de cuya banda sonora se extrajo el single ‘Crazy fpr you’); pero su primer verdadero papel como actriz fue el de coprotagonisia, al lado de Rossana Arquette, en ‘Buscando a Susan desesperadamente’, filmada en el verano de 1984.

Mientras tanto, en la primavera dé ese mismo año, Madonna graba su segundo álbum, ‘Like a virgin’. También en este caso Madonna demuestra claramente que no quiere dejarse influir por consideraciones emotivas en sus decisiones profesionales. "Despedido" el productor Reggie Lucas, ocupa el puesto de director de producción el celebérrimo Nile Rodgers, ex Chic que ya había producido el álbum ‘Let’s dance’ de David Bowie. De forma inesperada, la publicación del álbum se aplaza continuamente a causa de la larga permanencia en las listas de su anterior disco y de los singles de él extraídos; el álbum, que contiene, entre otros, cuatro temas escritos por Madonna en colaboración con Steve Bray, entra en circulación en Estados Unidos en noviembre de 1984. Con ‘Like a virgin’, la carrera de Madonna da, en términos de marketing, el "salto de calidad" definitivo.

La potentísima máquina de promoción de Warner Bros (que distribuye los discos de Sire) se encargó de todo. Para empezar, la elección del primer single, que es además el tema que da título al álbum, excita el prurito del gran público, lo que conlleva las indefectibles protestas por par te de las organizaciones de la defensa de la moral, escandalizadas por el hecho de que una muchacha poco vestida se hiciera llamar irrespetuosamente nada menos que «Madonna» y fuera declarando sin ningún pudor su nada probable virginidad. También sus apariciones públicas y sus sesiones fotográficas ponían sus piezas en este minucioso mosaico. Madonna interviene en la entrega de premios de la MTV para los mejores vídeos vestida exactamente igual que en la portada de ‘Like a virgin’, con un "vestido de novia" que no es otra cosa que una gué-piére sobre la cual va endosado un collarín blanco tachonado de corazoncitos. El contraste entre estos símbolos de pureza y los explícitos reclamos sexuales es bien chocante, y es más exaltado, si cabe, por el crucifijo que ostenta, con irreverente desenvoltura, sobre su pecho; por si fuera poco, en la hebilla de su cinturón reza el escrito: BOYTOY (Juguete para niños).

El single ‘Like a virgin’ permaneció durante seis semanas seguidas en la cabeza de las listas americanas, y también obtuvo buenos resultados en la orilla opuesta del Atlántico (setecientas mil copias vendidas en Gran Bretaña no son poca cosa, si se piensa que Europa sólo conocía a Madonna por sus vídeos). De forma típicamente americana, el fenómeno Madonna va aumentando en dimensiones y velocidad. El parecido, reseñado por algunos periódicos, entre Madonna y Marilyn Monroe es demasiado apetitoso para dejarlo pasar; y, en efecto, en el vídeo del segundo single extraído del álbum ‘Like a virgin’, Madonna aparece como la reencarnación de Marilyn. ‘Material girl’ es el título del tema, que se centra en el concepto de la mujer liberada y emancipada que se aprovecha de sus mejores dotes para sacar ventajas concretas: una franca, casi brutal declaración de sus propósitos que, sin embargo, de forma casi inesperada, hizo peligrar su popularidad. En su ascenso a la celebridad, se había aprovechado de los consejos y de la ayuda de Steve Bray, de Dan Gilroy, de Mark Kamins, de John "Jellybean" Benitez; su ansia de popularidad la había transformado en una especie de "supergroupie" acreditada por breves flirteos con John Taylor, de Duran Duran, con George Michael, de Wham!, con Billy Idol, con David Lee Roth, de Van Halen, y con el propio Prince. Entonces Madonna decide que por fin ha llegado el momento de tomar una importante decisión.

Mentalizada para su nuevo objetivo, el mundo del cine, Madonna da el despido a John "Jellybean" Benitez (que no tardará en consolarse con Phoebe "Paradise" Cates) y anuncia al estupefacto mundo su unión con Sean Penn, joven león de Hollywood, aclamadísimo protagonista de la película ‘The falcon and the snowman’ (El juego del halcón). Muy apreciado por la crítica y con un aura de intelectual, Penn parecía ser el hombre perfecto para hacer que Madonna diera un salto cualitativo. Se cuenta que este nuevo amor de Madonna nació durante una visita que hizo con Sean a la tumba de Marilyn Monroe; ya había algunos que insinuaban que Madonna podría dejar la canción; y las "grandes maniobras" de la prensa para la ceremonia de su matrimonio, anunciado para 16 de agosto de 1985, día del vigésimo sexto cumpleaños de la novia, ya estaban en marcha desde hacía tiempo.

Mientras tanto, los discos de Madonna seguían vendiéndose como rosquillas; la industria discografica tiene sus exigencias y la cantante se prepara para iniciar una gira. Cuidadosamente planificados y con gran apoyo publicitario, en todos los conciertos de la gira se dio el fenómeno de "todas las localidades agotadas": en el exterior de los lugares donde Madonna actuaba, masas de fans daban el espectáculo antes de que empezara el espectáculo en sí. Uno de los puntos más sorprendentes es la edad media de los espectadores, no superior a los catorce-quince años. Pero todavía más sorprendente es el hecho de que el número de chicas en relación con el de chicos era de cinco de ellas por cada uno de ellos, y que la mayoría de estas fans iban vestidas y maquilladas de manera muy semejante a la de Madonna: guantes de encaje negro, collares de perlas falsas, botines, medias blancas agujereadas, cinturones de piel negra y crucifijos, tantos crucifijos que parecía que en vez de a un concierto de rock iban a asistir a algún rito religioso.

Desde febrero, Madonna elude la prensa; nada de entrevistas, nada de sesiones fotográficas, y menos aún declaraciones sobre su compromiso. Mientras Madonna está de gira por Estados Unidos, Sean Penn rueda una nueva película; los caminos de los dos prometidos se cruzan muy raramente; y cuando se encuentran, saltan las chispas: fotógrafos al acecho y las consecuentes peleas en las que el irritable Sean Penn desacredita su imagen pública. Tampoco la imagen de Madonna, a decir verdad, atravesaba, a principios del verano, un buen momento: aparte de los chismes que siempre la rodean, fundados en sus encuentros post-concierto con admiradores de nombre altisonante (John Kennedy Jr., hijo del presidente asesinado; a propósito de esto la prensa volvió a evocar, con pésimo gusto, el espectro de Marilyn Monroe) o muy populares (Don Johnson, estrella de la serie televisiva Corrupción en Miami), va a estallar el escándalo más peligroso para la fulgurante carrera de la chica de Bay City: Playboy y Penthouse, revistas "solo para hombres", anuncian la inminente publicación de una serie de fotografías en las que Madonna aparece desnuda. Se trata de fotos extraídas de la película "rosa" rodada en 1978, ‘A certain sacrifice’, pero aunque tales fotos fueran hechas muchos años antes, lograron comprometer seriamente la popularidad de Madonna.

Por otro lado, precisamente en aquellos días estaba a punto de proyectarse en Cannes la primera película de Madonna como protagonista, ‘Buscando a Susan’ desesperadamente. Madonna y sus colaboradores afrontaron la situación fría y hábilmente, decidiendo no tomárselo a pecho; y quedó así anulado en la carrera de la cantante el posible efecto negativo de aquellas fotos. El 13 de julio, en el escenario del John Fitzgerald Kennedy Paladium de Filadelfia, Madonna actuó en el megaconcierto, transmitido por mundovisión, Live Aid. Pocos días después, el 27 de julio, su nuevo single, ‘Into the groove’, inédito aún su álbum, entró directamente en el séptimo puesto de las listas inglesas, y una semana más tarde ya era número uno. Comenzaba la conquista de Europa. Como se había anunciado, en pleno verano, con ocasión de su vigésimo sexto cumpleaños, se casó con el actor Sean Penn. Durante todo el otoño, ella será la dominadora de los hits en Europa. Con la llegada del nuevo año, dos de sus singles entran en los primeros puestos de las listas inglesas. Son ‘Borderline’ y ‘Gambler’.

En esos días, Madonna y Sean Penn volaban a China para preparar una nueva película. Pero su permanencia se interrumpe a causa de una buena noticia que la obliga a ir a Inglaterra: el vídeo ‘Like a virgin’ ha sido premiado con el Award inglés (el Oscar de la música) como el mejor del año. En marzo, cuando ya es inminente el estreno de su nueva película, ‘Shangai surprise’, Madonna se ve arrastrada, aunque indirectamente, a los tribunales: su fogoso marido, Sean Penn, ha maltratado a un fotógrafo del periódico sensacionalista Sun. Quien la salva de la situación, que amenaza con aplastarla, es George Harrison, productor de la película, que logra demostrar que Madonna es completamente ajena a los hechos (por las actas del proceso se descubre que, además de la acusación por agresión contra Sean Penn, los cónyuges están acusados de intento de homicidio; ambos habían intentado atropellar con su coche a un colega del periodista inglés, culpable de ser demasiado curioso).

Tras la película y el disco titulados ‘Who’s that girl’, Madonna parte para una larga gira mundial que la lleva por primera vez a Europa. Hay un gran entusiasmo y, consecuentemente, una frenética carrera por conseguir entradas. Dejando aparte estos incidentes, hay que decir que la película, modesta en su escenografía y en su realización, tuvo escasísimo éxito. Pero la popularidad de Madonna quedó ilesa. El tema ‘Live to tell’, de la banda sonora de una nueva película, ‘At close range’, protagonizada por Sean Penn, entró de inmediato en los primeros puestos de las listas americanas y europeas, incluida España. Madonna está tan segura de sí misma que se permite rehusar, durante la fiesta que sigue al estreno de la película en Norteamérica, la oferta del actor Don Johnson de cantar a dúo en el álbum de debut del guapo de Corrupción en Miami. En julio llegó el turno de ‘True blue’, un nuevo álbum producido por Madonna con la ayuda de Patrick Leonard y Stephen Bray. El éxito estaba asegurado en todo el mundo gracias a un single conmovedor, ‘Papa don't preach’, en el que la transgresiva Madonna hace un nuevo papel: el de la muchachita americana que, embarazada, rehúsa, a pesar de la insistencia de su padre, abortar.

De aquí en adelante, y durante un año, el disco permanece en las listas haciendo entrar en el Top 10 a muchísimos singles, entre ellos ‘Open your heart’ y ‘La isla bonita’. Esta última canción se hizo pensando en la gran cantidad de hispanos que viven en Estados Unidos: un público vastísimo al que, hasta entonces, sólo le interesaban los artistas de origen hispanoamericano. Con la llegada de 1987, Madonna ya está en los primerísimos puestos de todas las listas de popularidad publicadas por la prensa. En febrero fue votada por los lectores del prestigioso periódico americano Billboard como la artista más popular de la década. Tras estos reconocimientos, la infatigable Madonna prepara una gira mundial y una nueva película. Ambas se titulan ‘Who's that girl’. Para ella es un momento muy favorable, una de esas ocasiones que hay que aprovechar al máximo. La señora Penn lo sabe y no se lo piensa dos veces.

El 14 de junio voló a Japón para dar comienzo a la gira. La primera etapa es Osaka. Luego trajo su show a Europa, precedida por una descomunal campaña publicitaria que inundó las principales ciudades del viejo continente, primero con carteles blancos, en los que sólo ponía ‘Who's that girl’, y luego, poco a poco, con otros en los que se fueron añadiendo, una y otra vez, nuevos elementos, hasta que se completó el anuncio. La etapa más importante fue Londres, capital de la música. Fue le primera vez que esta increíble pop-star actuó en Europa y hubo una gran tensión. El estadio Wembley de Londres se atestó de fans y periodistas llegados de toda Europa, todos dispuestos a sopesar su valor real. El espectáculo, que imitaba el modelo de los musicales de Broadway, con baile, gags, partes recitadas y muchísimos cambios de escena y de vestidos, fue todo un éxito.

En septiembre le tocó el turno a Italia, concretamente a Turín y a Florencia. Para la ocasión se movilizaron la RAI, el ayuntamiento de Turín, la Coca Cola, decenas de miles de fans y cientos de periodistas. La palabra evento corría de boca en boca. Despertó tanta curiosidad, que la emisión en directo del concierto de Turín clavó delante del televisor a más de doce millones de espectadores. El espectáculo, como el resto de los de aquella gira, fue de alto nivel. La voz, un poco menos. Madonna tuvo algunos deslices en las notas más altas, pero el público ni se dio cuenta. La astuta Madonna, muy consciente de la importancia de su imagen hace rapidísimos cambios de ropa: exhaustivo repaso a las numerosas imágenes con que, durante los últimos años, había aparecido en las portadas de sus discos, en sus vídeos, y en público.

La idea es buena, porque no deja al público tiempo para aburrirse; era como si fuera una persona distinta cada vez que entraba en escena. El fenómeno Madonna sacude a Europa durante varios meses; las listas, las primeras planas de los periódicos y las emisoras seguían, con tono triunfalista, dedicándole atención. Sobre la ola de este éxito, para Navidad fue confeccionada una especie de "greatests hits" que contiene algunos de sus temas más famosos remezclados en clave "dance". Y, obviamente, ‘You can dance’ registra, una vez más, un elevado número de ventas. Mientras tanto, Madonna participó en la recopilación ‘A very special Christmas’, interpretando ‘Santa baby’, de Eartha Kitt. En esta recopilación participaron también artistas del calibre de Bruce Springsteen y Bon Jovi.

Apasionada por el cine y el teatro, aprovecha el momento para realizar uno de sus sueños: interpretar una comedia de Dave Mamet. Para lanzar este espectáculo, titulado ‘Speed tbe plow’, se necesitaba una coprotagonista femenina. Madonna lo sabía y puso en alerta a sus agentes; haciendo un gesto de gran humildad (lo que demuestra cuánto le interesaba esta experiencia), se presentó a la audición. Es obvio que le dieron inmediatamente el papel. El espectáculo se estrenó en la primera semana de enero. Obtuvo un buen éxito de público pero prácticamente ningún comentario favorable de la crítica. Los críticos teatrales la acusaron de no saber actuar lo suficientemente bien; y los musicales, de lanzarse a una empresa incompatible con su faceta de cantante. Fue algo demasiado difícil; al concluir todo, Madonna declaró: "Si se me vuelve a presentar la ocasión de participar en una obra teatral que realmente me guste, lo pensaré seriamente. En ésta ha sido todo muy duro".

1988 fue un año de ausencia de la escena musical y cinematográfica; un período de reposo y de meditación sobre su futuro. Pero para la superactiva Madonna, el reposo es casi siempre nulo y en sus vacaciones mezcla las diversiones y distracciones con largas conversaciones sobre trabajo. En una de estas conversaciones surge el proyecto "Sirena"; esto es, la fundación de una compañía cinematográfica (concretamente llamada "Siren film") cuyo vértice lo ocupa Madonna. En el otoño, "Siren film" firmó un acuerdo con Columbia Pictures, comprometiéndose a realizar cinco películas en dos años.

Con el otoño también llegaron serios problemas matrimoniales: Sean Penn se puso cada vez más violento y Madonna siguió amenazando con abandonarlo. La situación se hizo insostenible a finales de año y culminó con un trágico día de Año Nuevo: Sean Penn, en una crisis de locura, la ató a una silla durante toda la noche y le impidió asistir a la velada a la que ambos estaban invitados. Sus celos habían llegado a un nivel patológico; cuando, con las primeras luces del amanecer, Madonna logró liberarse, lo denunció por malos tratos; en efecto, el pretendidamente "afectuoso" Sean Penn, después de haberla atado, la había golpeado durante toda la noche. Ya no quedaba más que una salida: el divorcio. Madonna se apresuró a conseguirlo.

Comienza a trabajar en un nuevo disco, ‘Like a prayer’, que publica en abril. Este disco llega tras casi dos años de silencio. Una larga pausa durante la cual Madonna se permite pequeñas "escapaditas". Vale la pena señalar una: su participación bajo el seudónimo de Lulu Smith en el álbum en solitario de Peter Cetera, de Chicago. El lanzamiento de ‘Like a prayer’ es secundado por un vídeo "escandaloso" rodado en una iglesia del sur de Estados Unidos, entre cruces de fuego. Ya en 1990, Madonna sigue con sus grandes proyectos. Protagoniza la promocionadísima Dick Tracy, junto a su nuevo amor, Warren Beatty, y presenta canciones inspiradas en el filme, entre las que destacan la bailable ‘Vogue’ y temas más jazz que pueden reorientar su carrera musical. Con Dick Tracy en la recámara, Madonna inicia una nueva gira mundial.

Pagina Oficial:
http://www.madonna.com/




Discografia:

1983- Madonna
1984- Like a Virgin
1986- True Blue
1987- Who's That Girl
1989- Like a Prayer
1990- I'm Breathless
1992- Erotica
1994- Bedtime Stories
1998- Ray of Light
2000- Music
2003- American Life
2005- Confessions on a Dance Floor
2006- I'm Going to Tell You a Secret
2007- The Confessions Tour
2008- Hard Candy
2010- The Sticky & Sweet Tour
2012- MDNA