Fleetwood Mac, es un grupo de historia intensa y gran popularidad que ha pasado por todas las fases del desarrollo del rock. De esta manera se explica que la música de los Fleetwood Mac de hoy, suave y convencional, esté en las antípodas de las primeras canciones del grupo en los años sesenta. Lógicamente entre ayer y hoy han variado los intérpretes que intervinieron en una historia tan larga. Algunos abandonaron, pero otros han envejecido sin perder la energía necesaria para salir al escenario o para encerrarse en el estudio de grabación con nuevas ideas que comunicar a su masivo público. El símbolo de esta gran aventura llamada Fleetwood Mac es Mick Fleetwood, batería, altísimo, medio calvo y con una voluntad inquebrantable de enfrentarse a la vida con una sonrisa: «Cierto que hemos envejecido, ¡qué diablos! Pero eso no es un problema; cuando veo venir a los conciertos a nuestros coetáneos, acompañados por sus hijos, e incluso por sus nietos, tengo la impresión de no haber perdido el tiempo, siento que he hecho algo bueno. También es cierto que, al final, el grupo ha alcanzado la fama tocando una música diferente a la que se había proyectado en un principio, pero no me parece que hayamos cometido una herejía. Quizá haya sido beneficioso para todos, para nosotros y para el público.»
Además, los Fleetwood Mac han dado que hablar no sólo por su música, sino también por sus vivencias internas, por las historias humanas que siempre han sido la base de sus preferencias artísticas. En el caso de Fleetwood Mac todo salía a la luz del sol con gran resonancia: hubo quien abandonó el grupo por motivos religiosos y quien se desequilibró mentalmente, se dieron matrimonios y separaciones, traiciones y reconciliaciones. En suma, los miembros de la banda han vivido a lo grande, como corresponde a personajes de una muy desarrollada sensibilidad artística, pero también marcado egocentrismo. Quizá esa sea la clave para comprender la historia de Fleetwood Mac, conjunto que con frecuencia fue subestimado, aunque el grupo ha dejado tras de sí discos y conciertos memorables, en los que el público quedó fascinado por la bravura, la sinceridad y la originalidad de sus interpretaciones. Estos Fleetwood Mac nacieron oficialmente en 1967, pero sus orígenes estaban en los primeros sesenta, en aquella mítica escuela inglesa del blues eléctrico que modeló talentos como Alexis Korner, John Mayall, Eric Clapton, Jimmy Palle y los Yardbirds. En 1963 John McVie (26 de noviembre de 1945, bajo) entró en los Bluesbreakers de John Mayall, músico que puede considerarse el padre de aquel movimiento. En este grupo entraron sucesivamente Mick Fleetwood (24 de junio de 1942, batería) y Peter Green (29 de octubre de 1946, guitarra). Este último sustituía al legendario Eric Clapton, quien se había integrado en los Yardbirds.
Pasado algún tiempo, los tres decidieron formar un grupo propio, y precisamente Mayall fue el promotor de esta iniciativa: «Mayall -recuerda McVie- regaló a Green por su cumpleaños algunas horas en un estudio de grabación. Acto seguido, Green nos llamó a Mick y a mí, y comenzamos a tocar juntos. Pronto nos dimos cuenta de que la cosa iba bien, de modo que pasados unos meses decidimos hacerlo en serio.» Su debut tuvo lugar en el Windsor Jazz and Blues Festival, en agosto de 1967, con una formación que también incluía a un experto guitarrista, Jeremy Spencer (4 de julio de 1948). De inmediato el grupo suscitó una impresión inmejorable tanto por la calidad de sus interpretaciones de los clásicos del blues como por la originalidad de las composiciones de Green. En esta primera fase el guitarrista se puso al mando de la formación, hasta el punto de que su primer álbum se tituló 'Peter Green's Fleetwood Mac' (1968). «Lo habíamos grabado en tres días sin doblar las pistas y con mucho entusiasmo -afirmó el propio Green-. Corno si fuese un gran concierto.» El disco obtuvo un éxito relativo: no llegó muy alto en las listas, pero tampoco dejó de venderse.
'Mr. Wonderful', de 1968, fue su segundo álbum, y en él participó otro guitarrista, Danny Kirwan (13 de mayo de 1950). Este disco fue ya un gran éxito y facilitó que el grupo se embarcase en una gira americana. Por ironías del destino, los Fleetwood Mac actuaban en Estados Unidos corno teloneros de Jethro Tull y Joe Cocker, músicos que aún eran prácticamente desconocidos en Gran Bretaña. En las listas de singles apareció entonces 'Black magic woman', una composición que algo más tarde sería relanzada triunfalmente por Carlos Santana. La gira americana dio ocasión, además, de grabar un disco histórico, 'Blues jam at Chess' (publicado en 1969), con «santones» del blues como Otis Spann y Willie Dixon. Precisamente este baño de blues cerró en cierto modo la primera fase del grupo, e impulsó a los músicos hacia otros estilos. En diciembre de 1968, ante la sorpresa general, el single 'Albatross' , un tema enteramente instrumental, conquistó el primer puesto de las listas (en 1973 sería reeditado y llegaría al número dos). Este éxito puso a los músicos ante una duda: seguir adelante con su antigua pasión por el blues o orientarse hacia una producción más pop (que ya había encontrado espacio en 'Then play on'). Esta incertidumbre duró algunos meses y evidenció ideas tan divergentes que Green y Spencer abandonaron el grupo. El primero, a causa de sus problemas de salud, mantendría un contacto intermitente con el mundo musical; el segundo iniciaría una poco afortunada carrera en solitario.
En agosto de 1970 se unió al grupo Christine Perfect (12 de julio de 1943), quien anteriormente ya había tocado el piano en algunas canciones de la banda (poco después, Christine se casaría con el bajista). Y en abril del año siguiente entró Bob Welch (31 de julio de 1946, guitarra). Estos cambios repercutieron en la buena imagen de Fleetwood Mac en Gran Bretaña. donde la falta de Green fue muy criticada por toda la prensa. Este hecho, y las propias inclinaciones, llevaron al grupo a orientarse cada vez más hacia el mercado norteamericano, hasta el punto de que tomaron la decisión de establecerse definitivamente en California. En 1972 también se marchó Kirwan, quien fue sustituido por el guitarrista Bob Weston. Entre tanto, realizaban el consabido «disco anual»: 'Kiln house' (1970), 'Future games' (1971), 'Bare trees' (1972) y 'Penguin' (1973). Este último disco fue el primero en cuya portada apareció el que sería el símbolo del grupo: un pingüino. La pasión por este simpático animal procedía de McVie, que era naturalista aficionado. Mick recuerda: «Hubo un período en que John, que es un excelente fotógrafo, se pasaba días enteros en el zoo de Londres fotografiando a los pingüinos mientras comían, nadaban y se apareaban. Luego, un día, nos dijo que no quería salir más en las portadas de nuestros discos, que en su lugar ¡pusiéramos a un pingüino! Un tipo bromista, ¿verdad?»
En la primavera de 1973 el grupo partió para una nueva gira americana, que sería interrumpida bruscamente cuando Mick Fleetwood descubrió que su mujer, Jenny Boyd (hermana de Patti, mujer de George Harrison y, luego, de Eric Clapton), mantenía relaciones con el guitarrista Weston, al que echó del grupo a patadas sustituyéndolo por Dave Walker. Esta elección también resultaría desatinada, ya que causaría un largo contencioso legal entre el grupo y su manager, Clifford Davis, quien llegaría incluso a «robar» el nombre a la banda organizando a unos falsos Fleetwood Mac. En 1975 Mick Fleetwood y John McVie tomaron las riendas de la situación y refundaron el grupo sobre la base de una formación más adecuada a sus intereses. Expulsaron a Welch, confirmaron a Christine y reclutaron dos músicos norteamericanos que habían conocido poco antes: Stephanie «Stevie» Nicks (26 de mayo de 1948, cantante) y Lindsay Buckingham (3 de octubre de 1947, guitarra). Los dos músicos (que también estaban ligados en la vida sentimental) habían entrado en contacto con el grupo inglés cuando el productor Keith Olsen hizo que Fleetwood escuchara sus maquetas, listas para ser publicadas. El disco de la pareja se publicó, pero entonces, ambos formaban ya parte de los Fleetwood Mac, a los que darían una voz perfecta y nuevas tramas sonoras y guitarrísticas.
Los inicios de la nueva formación fueron lentos pero prometedores: el álbum 'Fleetwood Mac' (1975) tardó quince meses en llegar al primer puesto de las listas, pero lo consiguió gracias a tres singles de éxito: 'Rhiannon', 'Over my head' y 'Say you love me'. Conquistaron, además, un disco de platino, y, definitivamente, el grupo entró en el olimpo de las estrellas del rock. Mick comenta: «Con aquel disco entramos en una dimensión totalmente distinta. Primero éramos famosos, la gente nos pedía autógrafos, pero aún éramos dueños de nosotros mismos y de nuestro tiempo. Luego dejamos de ser personas para convertirnos en personajes, envueltos en un mundo fascinante y peligroso: coches de lujo, fiestas, aviones privados, compromisos en todo el mundo. Ahora comprendo que todo eso, en parte, se ha derrumbado, pero, cuando te ves envuelto en ello por primera vez, no puedes defenderte. Fue un shock tan grande, que llegó a frustrar incluso nuestras relaciones afectivas.» En efecto, las parejas formadas por McVie-Christine y Buckingham-Nicks se acabarían separando. Pero el éxito realmente desmedido tuvo lugar en 1977 con 'Rumours', un disco que vendió casi diecisiete millones de copias, permaneciendo en las listas durante seis meses con canciones como 'Don't stop', 'Dreams', 'Go on your way' y 'You make loving fun'. Tras un año de trabajo (y un millón de dólares en gastos), se publicó 'Tusk' (1979), doble álbum con canciones de alto nivel (como 'Sara' y 'Think about me'), al que siguió una gran gira de la que se registraría 'Fleetwood Mac live' (1980). Este último disco era en la práctica una recopilación de sus grandes éxitos interpretados con una perfección sonora absoluta a pesar de las limitaciones que supone el directo respecto al estudio.
Cinco años de trabajo aún más intenso obligaron al grupo a tomarse un descanso. Cada uno estaba autorizado para realizar sus propios proyectos en solitario: Fleetwood, por ejemplo, visitó Ghana y grabó con percusionistas locales el álbum 'The visitor' (en el que también participó el resurgido Peter Green). Pero quien realizó el disco más en sintonía con la producción de la banda fue Stevie Nicks: el álbum 'Bella Donna' (1981), en el que colaboró Tom Petty, llegó al número uno de las listas. Hacia finales del año 1981, Buckingham también debutó como solista (con menor éxito) publicando 'Law and order'.Cuando en 1982 el grupo se reunió para grabar 'Mirage', entre Francia y California, la «borrachera» de 'Rumors' no había terminado: el nuevo disco, aunque no traicionaba su estilo típico, carecía de energía y estimuló rumores sobre una inmediata disolución de la banda. Nicks fue quien más se preocupó por su carrera en solitario y, si bien con menos éxito que en su debut. 'Wild heart' (1983) y 'Rock a little' (1986) son buenos discos. Fleetwood, por su parte, formó el grupo Zoo, un proyecto de breve existencia con el que grabó un álbum menos interesante que el anterior, 'I'm not me' (1983). Buckingham y Christine McVie también realizaron sendos discos en solitario (ambos muy irregulares) mientras que el único que permaneció fiel a la memoria del grupo fue John McVie.
Recordando aquel período, Fleetwood ha comentado: «Creo que estaba justificado nuestro comportamiento. En cierto momento nos mirábamos a la cara y, sin hablarnos, sabíamos lo que teníamos que hacer. Era obvio que teníamos las pilas descargadas. Probablemente, si hubiéramos seguido juntos después de 'Mirage', nos hubiéramos separado en cosa de dos años. Sin embargo, separándonos, cada uno pudo demostrarse a sí mismo lo que valía y lo que quería. No importa si tuvimos o no más éxito en solitario: lo que importa es haberlo hecho.» Cuando el grupo volvió a reunirse en 1987 su energía estaba lo suficientemente repuesta como para grabar 'Tango in the night', una agradable demostración de soft-rock por parte de una banda que no parecía tener tantos años sobre sus espaldas. Las nuevas canciones fueron grabadas en el estudio de la casa particular del propio Buckingham en Bel Air, y los temas de mayor impacto fueron 'Big love', 'Seven Wonders' y 'Little lies'.
Gracias al éxito del álbum (que fue su disco más vendido desde 'Rumours') casi pasó desapercibida la marcha de Buckingham. En su lugar fueron contratados Billy Burnette (hijo del mítico rockero de los años cincuenta Johnny Burnette) y Rick Vito, quienes demostraron su valía en los siguientes conciertos y se ganaron la participación en el nuevo disco del grupo, 'Behind the mask' (1990). En la gira de promoción del álbum los Fleetwood Mac por primera vez, incluyeron algunas canciones de su período blues: «Volví a escuchar con sumo placer el viejo blues (manifestó Fleetwood), un día, me sorprendí pensando que estaría bien tocar un poco de blues. Luego recordé que yo mismo había comenzado tocando blues. Increíble, había olvidado un hecho fundamental en mi vida.» Aunque esta vez tampoco faltaron las habituales novedades: al final de la gira, Christine y Stevie, las dos señoras del grupo, anunciaron su abandono de la formación. En este momento no se sabe que piensan hacer Mick Fleetwood y John McVie. Cierto que hace veinticinco años no podían imaginarse que separándose de los Bluesbreakers de John Mayall serían los únicos supervivientes del grupo con éxito masivo (a excepción, por supuesto, de Clapton, verdadera rock star). Miles de fans en todo el mundo suponen que tras millones de discos vendidos y decenas de buenísimas canciones la aventura de los Fleetwood Mac no puede acabar así. Como dice el título de uno de sus últimos éxitos: 'The sky is the limit' (El cielo es el límite). Y el cielo siempre está muy alto en el horizonte de California.