febrero 06, 2014

Prince


Roger Nelson nace en Minneapolis el 7 de junio de 1958, en una familia que hoy cuenta con cuatro hijas y cuatro hijos de dos madres diferentes. También lo bautizaron Prince en honor al nombre del grupo de jazz de baile en el que militaba su padre. El chico creció en la música, pero, al contrario que sus coetáneos, que eran enteramente devotos del funk callejero de James Brown, el mulato Prince unía también a aquellos ritmos una pasión desenfrenada por Jimi Hendrix, The Beatles y el rock duro. Pronto comienza a hacerse notar por sus cualidades de conversador: pequeño y extrovertido, siempre es la atracción en las fiestas familiares y entre sus compañeros. Lenta, pero inexorablemente, Prince también se hace una pequeña fama como músico y entra en contacto con la escena funky-dance de Minneapolis.

Su primer paso es la fundación del grupo Grand Central, poco después rebautizado Champagne, una banda de funky-blues con Prince como cantante y guitarrista, Cymone (una especie de hermanastro de Prince) como bajista, su hermana Linda como teclista y Morris Day como batería. Champagne comienzan a obtener un discreto éxito en las discotecas de la ciudad: su música es lo suficientemente potente para ser bailada, y la vestimenta de los miembros de la banda es extravagante, con combinaciones de encajes y cuero negro. Prince llama la atención del letrista Chris Moon, propietario de un estudio de grabación en Minneapolis. Las cualidades del «príncipe» sobre el escenario, apenas esbozadas pero prometedoras, y, sobre todo, su ya reconocida habilidad en modular su voz imitando a los cantantes negros más famosos de la historia del soul, animan a Chris Moon a meterlo en su estudio de grabación a cambio de una ayuda concreta en la composición de las canciones.

El músico aprovecha para grabar algunas maquetas de sus composiciones y, con ellas bajo el brazo, marcha a probar suerte a Nueva York, donde tienen su sede las principales compañías discográficas. En la «Big Apple» se hace ayudar por su hermana Sharon, pero ninguna compañía discográfica parece interesarse en sus canciones. Prince, sin desanimarse lo más mínimo, vuelve a Minneapolis en 1976 y, diligentemente, empieza de nuevo desde el principio, invirtiendo en sí mismo sus escasos ahorros. Llegan los primeros resultados y los ejecutivos de las compañías discográficas comienzan a interesarse por él. Por fin, en 1977 firma un contrato con Warner Bros. En 1978, sale su primer álbum, ‘For you’, enteramente producido e interpretado por Prince en cinco meses de grabaciones. Sin embargo, el álbum no tiene canciones memorables. Es jazz-funk al estilo de Earth, Wind & Fire (a la moda del momento), y tiene sus momentos rock en ‘I'm yours’ y su canción erótica en ‘Soft and wet’.

En 1979, sale su segundo álbum, titulado simplemente ‘Prince’. Sólo necesita seis semanas para terminarlo y, una vez más, Prince lo hace todo él solito. Para dejar claro que no desea ser catalogado como artista «black», enriquece su funk con baladas como ‘With you’ y un solo de guitarra rock en la introducción de ‘Bambi’. En el disco (cuya contraportada tiene la primera imagen del cantante desnudo) están incluidos dos éxitos: ‘I Wanna be your lover’ y ‘I feel for you’, esta última reinterpretada con éxito, años más tarde, por Chaka Khan.

‘Dirty mind’, su nuevo álbum de 1980, representa el primer éxito verdadero, a nivel americano, de Prince. La mezcla es perfecta: el funk se funde con el pop creando la agradable ambigüedad sexual de ‘When you were mine’, más tarde cantada por Cyndi Lauper. Su imagen se hace más dura, de chico de la calle Con una cinta en la frente, y las letras son casi todas abiertamente eróticas: desde ‘Head’ y ‘Dirty mind’ hasta ‘Sister’, la historia de un incesto, y ‘Do it all night’.

Es tan erótico que las primeras copias promocionales del disco que se enviaban a la radio llevaban un «sticker» que decía: «¡Por favor, escúchenlo antes de emitirlo!». En este período, ingresa oficialmente en la corte del «príncipe» el grupo Vanity 6, tres provocadoras muchachas capitaneadas por la escultural Vanity que, además de añadir un excitante apoyo escenográfico a los conciertos de Prince, graban un álbum con temas de funk electrónico centrados en la provocación erótica.

En 1981, sale el álbum 'Controversy', un disco extraño e inquietante. Sus letras son más duras y menos eróticas y la música se desplaza desde el punk chocante de 'Ronnie talk to Rusia' al funky-pop de 'jack u off' y 'Private joy'. Prince se hace el moralista en 'Sexuality' y en 'Controversy' dice: «¿Soy negro o soy blanco? / ¿Soy normal o soy gay?». Para promocionar el disco, acepta ser telonero de The Rolling Stones en una gira americana. Sin embargo, en los primeros dos conciertos le silban y prácticamente lo echan del escenario, por lo que cancela el resto de sus actuaciones.

¡Y pensar que la canción que Prince querría haber escrito es 'Miss you' de los Stones! En 1986, la tocará en vivo, en Inglaterra, acompañado por Sting y Ronnie Wood. Finalmente, en 1982, sale la primera obra maestra de Prince: el doble álbum '1999'. Ecléctico en su música, entusiasma por sus letras y su vitalidad, y acredita a Prince y a su grupo The Revolution (con Wendy & Lisa, futuras solistas de la compañía Virgin, que hacen su primera aparición oficial en el mundo de la música). El disco es un éxito clamoroso, y no sólo en Estados Unidos: el single 'Little red Corvette' llega a los primeros puestos de medio mundo gracias a su arrollador espíritu rock, y su vídeo es el primero de un artista negro que «pasa» por la MTV.

Para '1999', también se hace un vídeo en el que aparece, por primera vez, Jill Jones, futura estrella del «harén» de Prince. Dos años después, en 1984, sale otro espléndido disco: 'Purple rain'. Para la ocasión, Prince, una vez más con The Revolution, produce una película del mismo título que narra la simple historia de la lucha por sobrevivir, la fama y las ilusiones de una estrella del rock. El tema es claramente autobiográfico, y la dirección de la película es del debutante Albert Magnoli. Prince es Kid, un joven y ambicioso músico, egocéntrico y envuelto en tristes vivencias familiares: el padre, jazzista fracasado, se desahoga con su mujer, que lo traiciona constantemente. Kid es líder de una banda, The Revolution, en perenne rivalidad con The Time (otros colaboradores de Prince), capitaneados por Morris Day. Sin embargo, esta rivalidad no es sólo artística: el objeto de sus contiendas sentimentales es Apollonia (en realidad Patti Kotero, nueva favorita del «príncipe» y futura estrella en el puesto de Vanity en Apollonia 6), que está loca por Kid, pero que es incapaz de resistirse a las tentaciones económicas de Morris. Al final Kid, tras un baño de humildad, logra reconstituir el grupo y conquistar el amor de Apollonia.

Prince, el «diablillo», deja mudos a crítica y público con su nuevo álbum, de 1985 'Around the world in a day'. Se trata, una vez más, de un álbum extraño y totalmente distinto a 'Purple rain'. Se advierte influencia de The Beatles, hastal el punto de que el disco es definido comol su 'Sgt Pepper's' particular. En efecto, el álbum está enriquecido con referencias a la psicodelia y a la «música chicle», como en ‘Paisley park’ (escuchando al revés el remix de este single se oyen las palabras «Love is here») y en ‘Raspberry beret’, y presenta al funk y al soul en un lenguaje totalmente enrevesado, como en ‘Temptation’ y en ‘Pop life’.

Al año siguiente, Prince vuelve a asombrar al público con otro disco «difícil». Se trata de Parade, un álbum que tiene los colores psicodélicos del anterior (‘Under the cherry moon’ y ‘Christopher's Tracy’s parade’, ambos firmados en tándem con su padre, John Nelson), pero también complejas partituras como ‘Mountains’ y ‘New position’, el excitante funky de ‘Kiss’ (gran éxito también en single) o la intensa balada ‘Sometimes it snows in apríl’. El disco, que señala la culminación del amor de Prince por Francia es la banda sonora de la segunda y desafortunada película del artista: ‘Under the cherry moon’.

En 1987 se publica una nueva obra maestra de Prince; el doble álbum 'Sign o' the times'. Perverso, como si todos los males del mundo se hubieran reunido en la canción que da título al álbum, 'Sing o' the times' es la obra de un artista que se halla en el punto álgido de su creatividad, satisfecho de poder mostrar sus numerosos talentos. Derribando una tras otra las barreras existentes entre los distintos géneros, crea tal variedad de estímulos musicales (del funk al jazz, del rock al estilo musical de Frank Zappa) que resulta imposible catalogarlo; es, simplemente la mejor «Prince music», y si 'Around in the world in a day' es su 'Sgt Pepper's', éste, por seguir comparándolo con The Beatles, es su 'White álbum'.

Como casi todos los álbumes dobles de la historia del rock, también 'Sign o' the times' tiene sus rellenos, sus temas escritos casi adrede sólo para completar el disco, aunque en este caso sean de un nivel superior a la media de muchos artistas. 'The ballad of Dorothy Parker' no es, como algunos han creído, un tributo a la famosa periodista y escritora neoyorquina, sino el relato, hecho al estilo Sly Stone, de un encuentro fantástico con una camarera sexy. 'Play in the sunshine' es puro rock'n'roll con un arrollador solo de slide guitar al estilo de Muddy Waters y Johnny Winter. Otro tema de relleno, aunque muy excitante, es 'Hot thing', un funk tenso de letra decisivamente lasciva.

De todos modos, el resto de temas son perfectos. También es espléndida la portada del disco, adornada con corazones, crucifijos y símbolos pacifistas. Es la extensión de la imagen pública de Prince, un artista comprometido con la sociedad, aunque manteniendo, en privado, una gran carga de hedonismo. La terrible era del sida no parece haber hecho mella en las preferencias de Prince hacia su entretenimiento favorito: el sexo intrigante. En ‘Slow love’, una balada en la que predominan los instrumentos de cuerda y viento recordando a ‘Hot fun in the summertime’, quiere hacerlo «slow», lentamente; en ‘It’ (enriquecida con una batería al estilo de Kiss), en cambio, dice que quiere hacerlo en todo momento; en ‘I was your girlfriend’ comienza diciendo querer mimar a una chiquilla y estar dispuesto a escuchar sus confidencias de adolescente, y también la ayuda a escoger los vestidos de un armario, pero después acaba desnudándola en el lecho.

‘U got the look’ es energía pura, con la batería y la percusión de Sheila E. y con un intenso solo de sintetizadores. En el tema ‘It's gonna be a beautiful night’, grabado en directo en París, Prince desempolva a su grupo The Revolution para que le acompañe con su funky cortante, y en ‘I could never take the place of your man’, sirviéndose de los mejores sonidos de los discos soul de los setenta, llega a un clímax extraordinario con un solo de guitarra al estilo de Jimi Hendrix. Para ‘Housequake’ utiliza el rap de George Clinton, del grupo Parliament, en una sofisticada mezcla de rhythm and blues y de funk electrónico. Con ‘Sign O' the times’, Prince demuestra saber revestir, con sus numerosas facetas y sus diferentes vocalizaciones, cada uno de los diferentes estilos de la música pop. Tras este disco, Prince entra definitivamente en el Olimpo de las grandes estrellas de los años ochenta, junto a Bruce Springsteen, Madonna y Michael Jackson.

Pero, a diferencia de Jackson, no mezcla los elementos del rock y del soul, de la música blanca y la negra, de la sensualidad femenina y masculina en un solo y único batido. Prince hace cócteles en los que cada elemento (incluso aquellos aparentemente contrastados) mantiene sus características originarias hasta el final. ‘Sign O' the times’ es un gran éxito mundial y, tras el álbum, viene una larga gira. El año 1988 comienza con el anuncio de la inminente salida de un álbum fantasmal: ‘The black Album’ (otra referencia a The Beatles y a su ‘White Album’). Este disco permanecerá parcialmente inédito, ya que el propio Prince pondrá trabas a su publicación. Una de las razones es que, una vez terminada la grabación, desaparecieron algunas cintas del estudio y entraron en el mercado negro.

La otra razón es más profunda; ‘The black Album’ es un disco violentísimo y duro, voluntariamente anticomercial. Su funky-jazz electrónico no deja un momento de respiro, y las letras de todos los temas están centradas en el Mal Supremo, aquel Diablo al que Prince llama ‘Spooky Electric’. Su único momento de ternura lo tienen ‘When 2 R in love’, que también está incluida, en una versión diferente, en el verdadero nuevo álbum de 1988 de Prince: ‘Lovesexy’. A diferencia de ‘The black Album’, el nuevo disco es ligero, pop y hecho para agradar, ‘Alphabet Street’ es una divertida joya musical, ‘Anna Stesia’ y ‘When 2 R in love’ son dos baladas deliciosas y conmovedoras.

El disco obtiene un buen éxito, aunque la crítica permanece fría: la gira que sigue pasa de nuevo por Europa. Se hace un gran despliegue de medios y dinero, pero aún permanece viva la nostalgia de la gira anterior, y la cajita de la suerte de Prince comienza a flaquear. Sin embargo, en 1989 el éxito de ‘Batman’ le devuelve la confianza de los críticos.

Prince necesitaba una aventura positiva como ‘Batman’. Aunque su álbum anterior, ‘Lovesexy’, fuera el primer disco de Prince en llegar al número uno de las listas americanas, los gastos para la gira promocional fueron altísimos y las ganancias, en proporción, muy escasas. Por ello, el «principito» de Minneapolis despidió a su manager Stephen Fargnoli, sustituyéndolo por el director de la película ‘Purple Rain’, Albert Magnoli. Luego le llega la oferta, impulsada por su fan Jack Nicholson, de realizar un disco inspirado en la película más esperada de la temporada, ‘Batman’, de Tim Burton. Prince la acepta enseguida e incluso con entusiasmo: se dice que el viejo tema musical de la serie televisiva ‘Batman’ de los años sesenta fue la primera pieza musical que el joven Roger «Prince» Nelson había aprendido a tocar al piano.

Prince toca casi todos los instrumentos, a pesar de no haber aprendido a leer música. Las voces, naturalmente, son su especialidad, aunque Sheena Easton, más sexy que nunca, le echa una mano en ‘The arms of Orion’, y en ‘Batdance’, una especie de sumario de todos los temas del álbum, participan Jack Nicholson, Michael Keaton y Kim Basinger. También participan en ‘The future’, ‘Vicky waiting’ y ‘Partyman’, pero es en ‘Batdance’ donde la mezcla de las voces resulta más excitante.

La música de este disco evita cuidadosamente toda experimentación: analizando el repertorio de Prince, parecía que el músico había dado marcha atrás respecto a ‘Lovesexy’, preparándose para un futuro salto creatrivo. Es música simple, con cuerpo, hecha de funky electrónico y baladas soul; nada de rock ni de sugestiones psicodélicas. En suma, el ‘Batman’ de Prince se mueve en un absoluto respeto al personaje, fruto de tantos recuerdos de su infancia. Y este respeto también se advierte en las notas del disco: cada canción está inspirada en los personajes de la película, aunque luego los reinterprete casi siempre el propio «diablillo» de Minneapolis. Prince también aparece durante unos segundos en la película, pero sus aportaciones concretas a ella terminan aquí. La verdadera banda sonora, el complemento musical, está escrito por Danny Elfman, músico del grupo irónico new wave Oingo Boingo.

También este producto salió, con un necesario retraso promocional respecto al ‘Batman’ de Prince, en formato de disco, y, naturalmente, con el mismo título. Así, en los anuncios promocionales del disco de Prince se lee «música inspirada en la película ‘Batman’», mientras que la verdadera banda sonora (la música que es parte integrante de la película) es de Elfman. Música orquestal, casi sinfónica, que recuerda a ciertas oberturas de Richard Wagner y Richard Strauss. El éxito de ‘Batman’ no oscurece su colaboración en el álbum de Madonna ‘Like A Prayer’, donde interpreta a dúo el tema ‘Love Song’.

Prince presenta una de las canciones de su nueva obra, ‘Graffiti Bridge’. La canción es ‘The Question Of U’, un blues arrebatador. El 20 de agosto se pone a la venta finalmente ‘Graffiti Bridge’, doble álbum que incluye la banda sonora de la película de idéntico título y que narra las disputas entre The Kid (el propio Prince) y Morris Day por la posesión de un club llamado «Gran Slam». Considerado como la digna continuación de ‘Purple Rain’, ‘Graffiti Bridge’ es el penúltimo experimento del genio inagotable de Prince Roger Nelson, el auténtico príncipe de los noventa.

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